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Jubrique celebró con un gran ambiente la XI edición de su Concurso de Aguardiente

El municipio serrano tiene una larga tradición en la elaboración de este licor. Su origen se remonta al siglo XVIII, cuando alrededor de las tres cuartas partes de los campos de la localidad eran viñedos

La eqlaboración de aguardiente es toda una tradición en Jubrique.

El pasado sábado Jubrique celebró la XI edición de su Concurso de Aguardiente, fiesta declarada de Singularidad Turística Provincial. Siete participantes fueron los encargados de elaborar aguardiente en la plaza del pueblo con los alambiques, tal y como se hacía antaño y a la vista de todos. Esta fiesta es una apuesta de Jubrique por mantener vivas sus tradiciones, ya que con esta celebración se pone en valor y se da a conocer esta bebida, que desde hace siglos se viene elaborando de manera artesanal en el pueblo.

El programa de actividades se inició pasadas las 11 de la mañana con la apertura del mercado gastro-artesanal y el comienzo del proceso de la destilación de aguardiente. Más tarde la charanga ‘Fu-Remol’ contribuyó a animar el ambiente en la plaza, donde hubo pintacaras para los más pequeños. La tarde estuvo amenizada con la actuación del grupo ‘Kalima’ y se realizó la ya tradicional degustación de buñuelos con chocolate gracias a la colaboración de un grupo de vecinas del pueblo.

Una vez elaborados todos los licores, un jurado experto analizó cada uno de ellos para designar al ganador teniendo en cuenta diferentes aspectos como la graduación alcohólica, el color, el olor y el sabor, tras lo que se otorgaron premios a los aguardientes que obtuvieron mayor puntuación. En la XI edición del concurso el ganador fue el aguardiente elaborado por Francisco Ruiz Benítez.

La jornada continuó por la noche con la actuación de la zambomba flamenca ‘Coro de la Abuela María’ y, a su término, del grupo ‘Aguardiente’. El día concluyó con la música de dj ‘Naza Jiménez’, que ambientó la plaza hasta la madrugada.

El aguardiente se consigue mediante la realización de un proceso químico básico en el que se calienta mosto para evaporar su alcohol, que después se enfría para adoptar un estado líquido. Resumiendo el proceso, es necesario comenzar introduciendo en el alambique mosto para su primera destilación, consiguiendo así alcohol de alta graduación. A continuación se pone matalahúva en el interior del alambique y se le añade el alcohol resultante para realizar una segunda destilación. En este punto es necesario desechar el primer licor y el último para aprovechar el que sale en mitad del proceso. Por último, sólo falta añadir agua para rebajar la graduación alcohólica y situarla en unos 40 grados. Para obtener un litro de aguardiente son necesarios alrededor de siete litros de mosto.

Jubrique tiene una larga tradición en la elaboración de aguardiente. Su origen se remonta al siglo XVIII, cuando alrededor de las tres cuartas partes de los campos de la localidad eran viñedos. Se conoce que durante aquella época llegó a haber unos 70 alambiques repartidos entre el pueblo y sus alrededores. Desde aquel entonces el licor es reconocido por su calidad en muchos puntos de la geografía, hasta el punto de que para referirse al pueblo, los foráneos lo hacían como ‘Jubrique el del aguardiente’. Con el paso de las décadas, la llegada de la filoxera y con el trabajo de elaboración y comercialización de este licor en manos de destilerías profesionales, la actividad se vio gravemente mermada. En este punto cabe destacar que en los últimos años, gracias a la puesta en marcha del concurso de aguardiente, varios vecinos y vecinas se han animado a comenzar a destilar lo que, sin duda, contribuirá a perpetuar en el tiempo el proceso de elaboración tradicional de este licor.


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