Ronda

El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Cañestro

«Los pensamientos obsesivos no son buenos compañeros de viaje; no es mentalmente sano que algo tan noble como aspirar a gobernar el Ayuntamiento de la ciudad acabe convirtiéndose en una obcecación dañina y enfermiza»

Paco Cañestro caminando junto al número 11 de la lista del PSOE. Foto PSOE

“Confieso que no esperaba nada de Cañestro, pero aun así ha conseguido decepcionarme…”. Con esta lapidaria frase resumía un histórico del PSOE la perplejidad con la que observaba los últimos manejos de quien, a fuerza de codazos y malas artes, ha logrado ponerse al mando de la formación socialista. Y es que no hay mejor forma de conocer cuál es situación real que atraviesa una agrupación, que pedir opinión a los que no hace tanto tiempo estuvieron en esos puestos, esas mismas personas que conocen de primera mano el altísimo precio que van a pagar los socialistas por poner un partido al servicio de los delirios de este personaje.

Cañestro piensa que nadie es capaz de ver que la persona en la que se ha convertido no guarda el mínimo parecido con el personaje inventado bajo el que trata de presentarse públicamente. Es una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, un tipo que de día trata de convencernos en Facebook que hay que “responder con sonrisas” a los injustos ataques que dice sufrir, pero que de noche se sirve de ese mismo medio para difundir sobre sus adversarios una basura informativa que no creen ni los suyos.

Los pensamientos obsesivos no son buenos compañeros de viaje; no es mentalmente sano que algo tan noble como aspirar a gobernar el Ayuntamiento de la ciudad acabe convirtiéndose en una obcecación dañina y enfermiza. Es necesario mantener una actitud serena ante las adversidades, y no dejarse dominar por las ansias de poder ni por los reveses que da la vida.

El problema es que la semana pasada no le salió nada bien a Cañestro. Y cuando digo nada, es nada. Como es sabido, uno de los actos principales en una campaña es el de presentación de candidatura, en el que no te puedes permitir pinchar en hueso, como hizo. Pero si empezó mal la tarde -sólo consiguió llevar a poco más de doscientas personas, es decir, que no acudieron ni los afiliados-, lo peor estaba aún por llegar, porque esa misma noche las miradas no se dirigieron hacia él, sino a un miembro de su lista que había protagonizado una serie de ataques verbales machistas en redes sociales.

No había nada tan fácil como reconocer el error, pedir perdón a las mujeres víctimas de los insultos y demostrar a su electorado que con el machismo hay que mantener una actitud firme. Sólo tenía que exteriorizar con hechos algo tan sencillo, como que en la lista del PSOE no caben ni los machistas ni el machismo. Aquí no servían las excusas.

Pero no. Nuevamente Cañestro se parapetó tras un victimismo impostado y perdió otra magnífica oportunidad para demostrar que el problema no está en las equivocaciones, sino en no tener la humidad de reconocer los errores y en no pedir perdón por las pifias, sobre todo cuando se atacan los valores feministas que su partido presume defender.

En su lugar culpó una vez más al PP -ni siquiera se molestó en desmentir los insultos machistas- y al medio que publicó una noticia verdadera, en un deporte tan habitual en este socialista como “matar al mensajero”, y además trató de disculpar los insultos con un argumento tan pueril como que los hizo en 2016 cuando era menor, olvidando que ya sabemos que muchos de los insultos los profirió en 2019 y 2020, cuando ya era mayor de edad. Y todo porque piensa que negando la realidad y publicando fotos junto al insultador de mujeres en un incomprensible “sostenella e no enmendalla”, va a perder menos votos que corrigiendo el desaguisado.

Nada bueno puede salir de un personaje que ha logrado llegar donde está tras cortar cabezas a diestro y siniestro, y que antepone lo que sea a sus enfermizas ansias de poder.


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