El obispo de Málaga, Jesús Catalá, ha presidido hoy el acto de juramento y profesión de fe de los miembros de la Comisión Delegada para la causa de canonización del Siervo de Dios Antonio Gamboa López.
Dicha Comisión está formada por el juez delegado Alfredo López Barranquero, el promotor de justicia Antonio Eloy Madueño Porras, el notario actuario Francisco Antonio Cervantes Mauri y el postulador de la causa Francisco José Pérez Rojas. También asistieron al acto los sacerdotes rondeños Francisco Sánchez y Salvador Aguilera.
Una comisión delegada para las causas de los santos es un organismo, normalmente a nivel diocesano, que colabora con el Dicasterio para las Causas de los Santos del Vaticano para investigar y documentar las virtudes heroicas o el martirio de un candidato o candidata, así como los milagros atribuidos a su intercesión. Estas comisiones se encargan de recopilar pruebas, testimonios de testigos y documentos, para que la causa siga su curso legal y se presente ante la Congregación en Roma de cara a la beatificación y canonización del candidato o candidata. Las funciones de una comisión delegada son, por tanto, la investigación diocesana, la asistencia a los obispos de la diócesis en la instrucción y desarrollo de la causa, la recopilación de pruebas, la labor de asegurarse de que la investigación se realice de acuerdo con la normativa canónica vigente, y la transmisión del material a la Congregación para las Causas de los Santos en Roma para su posterior estudio.
Juramento y profesión de fe de los miembros de la Comisión Delegada par la causa de canonización del Siervo de Dios Antonio GamboaBiografía
Antonio Gamboa López nació el 10 de abril de 1912 en Coín (Málaga). Gran admirador del obispo san Manuel González, entró en el Seminario Diocesano y fue ordenado presbítero el 3 de julio de 1949. Tras unos meses de ministerio en Ubrique (Cádiz), lo destinaron a Ronda, donde fue como coadjutor de la parroquia de Santa Cecilia y donde, en 1952, fue nombrado párroco de Santa María la Mayor hasta 1989. En 1955 fue nombrado «hijo adoptivo» de Ronda. Su celo apostólico le llevó a entregar su vida por la Iglesia, su tarea y, especialmente, el cuidado de las personas que no tenían lo necesario para vivir. Su ardor evangelizador fue reflejado en obras como «Olimpiada del espíritu para jóvenes inquietos» (1986) y «A propósito de las obras de misericordia» (2001).
Fundó, en favor de la juventud, el «Centro Obrero Católico» y ejerció como capellán en la Residencia de las Madres de los Desamparados y San José de la Montaña de Arriate, donde vivió con gran austeridad, dedicando su tiempo a la oración y a la contemplación. Falleció el 21 de octubre de 2004.
En su semblanza, el sacerdote Francisco Parrilla decía de él: «Las dos dimensiones más amadas y vividas por D. Antonio Gamboa: la Parroquia y el Centro Obrero. Se dedicó a las dos, trabajó incansablemente y se gastó. Sacerdote de insistencia evangelizadora y devoto de la Virgen. Cuántas veces cantó, muy bajito, lo que yo quisiera fuese música y letra que le acompaña a la eternidad: «Ronda toda entera siempre será tuya, Virgen de la Paz”. De la Paz, de la Luz, que son nombres del cielo»».