Cultura y Sociedad

Los Gitanos en la noche del Domingo de Ramos, olor a romero y saetas al Manué y a la Amargura

Con la estación de penitencia de esta entrañable hermandad se cierra un Domingo de Ramos para el recuerdo

Ambiente cofrade con la salida del Manué desde la colegiata de Santa María.

El olor a romero quemado envuelve todas las callejuelas y rincones de La Ciudad. La gente se apresura para coger un buen sitio en las cercanías de la colegiata de Santa María la Mayor, donde a pocos minutos de iniciarse la estación de penitencia permanecen las puertas cerradas.

Es la hora, y tras los nazarenos y las mujeres vestidas de mantilla aparecen los elegantes pasos de costaleros de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Amargura (Los Gitanos).

Retumban en las viejas piedras de la colegiata los sones de la Agrupación Musical La Sentencia de Jerez de la Frontera. Escolta al Manué que se encamina por la calle Armiñan para un año más atravesar el Puente Nuevo y recibir de los rondeños sus plegarias.

Suenan saetas, la Virgen marcha detrás con unas mecidas que se acompasan a los sonidos de la Banda de Música Maestro Paco Tenorio de Arrate.

Miles de devotos siguen el discurrir de los penitentes por la tribuna oficial, donde los sentimientos se disparan un año más. Es el cierre de un Domingo de Ramos que ha dejado huella en los corazones de todos los rondeños.

El Manué nos protege.


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