Ronda

Ronda, cuna de la Andalucía autonómica

Fue en la Asamblea de Ronda de 1918 donde el sentimiento andaluz tomó carta de naturaleza política

Hércules.

Hoy, 28 de febrero, recordamos lo importante que ha sido nuestra ciudad para la autonomía del pueblo andaluz. Fue en Ronda donde el espíritu de ser andaluz tomó fue reza política convirtiéndose en una reivindicación y la autonomía en un objetivo. En la Asamblea de Ronda, celebrada los días 13 y 14 de enero de 1918, se llevó a cabo lo que Blas Infante denominó las «insignias» de la región: la bandera blanquiverde y el escudo, que representa a Hércules, acompañado por dos leones y flanqueado por las columnas del héroe griego, que la tradición sitúa en el Estrecho de Gibraltar.

Basta con dar un paseo por niestra ciudad  para entender la importancia que ha tenido la ciudad en la historia de Andalucía. En la Plaza del Socorro, se levanta un enorme grupo escultórico con el escudo de Andalucía, un Hércules de bronce con sus leones junto a dos columnas, que hasta hace no mucho presidía una fuente monumental en el centro mismo de la plaza. El monumento se encuentra justo enfrente del Casino, que es el punto donde en 1918 se celebró la Asamblea de Ronda.

En la Asamblea participaron unas 60 personas, de 39 localidades diferentes de toda Andalucía, Ceuta, Huesca y Madrid, según cuenta Enrique Iniesta en su libro: Blas Infante, toda la verdad. Todo un éxito, teniendo en cuenta las dificultades que existían entonces para desplazarse de un lugar a otro. Por provincias, el grupo más numeroso procedía de Cádiz (14) y por extracción social, más del 60% eran miembros de cierta burguesía económica y profesional. No existen actas de aquellas reuniones, apunta Iniesta, sólo algunas crónicas de la revista Andalucía, que adelantaría unos meses la publicación del Manifiesto para la adhesión a la Asamblea de Ronda.

La reunión comenzó dando a conocer que no existía entre los asistentes una idea clara sobre qué debía ser Andalucía, más allá de una conciencia generalizada de su atraso social y económico, del que se culpaba al poder centralista. Pero en cuanto el debate descendía de lo etéreo a lo terrenal, éste se tropezaba. El propio Blas Infante propuso, para salir del atolladero en el que aquello amenazaba con convertirse, tomar como punto de partida para el debate el proyecto de Constitución Federal de Andalucía que se presentó en Antequera en 1883, con más carácter regionalista que nacionalista, y posponer cualquier decisión a una próxima Asamblea, que se celebraría en Córdoba un año más tarde.

 


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