Opinión

«Lo que hago es lo que soy»

Somos lo que hacemos y por ello nuestros actos nos definen, pensar, actuar y ser están concatenados y por ello todos los humanos pensamos y actuamos con similitud por muy distinta que sea la raza

Somos lo que hacemos, y ello nos lleva a una importante reflexión.

Según el sociólogo-antropólogo francés, Lévi-Strauss padre del Estructuralismo, los hechos Humanos forman parte de la estructura de la persona. Somos lo que hacemos y por ello nuestros actos nos definen, pensar, actuar y ser están concatenados y por ello todos los humanos  pensamos y actuamos con similitud por muy distinta que sea la raza.

No obstante tendemos a diferenciarnos por la necesidad constante de clasificar a la gente, en agrupar a cada uno en conjuntos  diferenciados.  La teoría de conjuntos es una rama conceptual de las matemáticas que agrupa a seres y objetos según distintos criterios llamados leyes de formación. La teoría de conjuntos está muy radicada en la mente de las personas. Este arraigo mental que tienen los conjuntos en nosotros es porque estamos constantemente conceptualizando y agrupando a personas y cosas según qué son y qué opinamos nosotros.  La intuitiva clasificación que hacemos de los demás nos acerca o distancia de ellos en función de lo parecido o distintos que sean de nosotros.

Por definición matemática un conjunto está bien definido si se conoce claramente si un determinado elemento pertenece o no al conjunto. El conjunto de los hombres blancos o conjunto de los hombres negros por poner un ejemplo, está bien definido porque se sabe inmediatamente si un hombre  es blanco o  no. El conjunto de las personas altas no está bien definido porque a la vista de una persona no siempre se podrá decir si es alta o no, o puede haber distintas opiniones a la hora de catalogar al sujeto como alto o no, ídem de lo mismo a la hora de clasificar a los gordos o los fuertes, siempre nos encontramos con los límites de los criterios que utilizamos nosotros según qué normas utilicemos. Mucho más perdidos estaremos  si queremos agrupar a los inteligentes, guapo o feos y rizando el rizo los atractivos, interesantes, etc. Y más se complica aún  la cosa si queremos agrupar personas con peculiaridades o valores que se ven distinto si se ven desde dentro o desde fuera.

Por ejemplo una persona instruida de cara a la opinión de mucha gente, puede ser paradójicamente un  investigador infatigable porque tiene muchas dudas de todo y le quedan muchas cosas por saber,  y puede consumir su vida poniendo en claro la infinidad de dudas que le van apareciendo.

El culto o devoción por sí mismo, que por el contrario mucha gente profesan son comportamientos obsesivos que llevan al sujeto a verse metido en caminos que llevan a ninguna parte y son simplemente laberintos.  Según palabras del desaparecido José Luís Borges, prestigioso escritor argentino que quedó ciego a los 55 años  con cuya ceguera vivió mas de treinta, decía que todos los caminos llevan a algún sitio excepto los laberintos que te dejan sin salida. El que estudia mientras lee está evaluando las palabras  del que habla o escribe y al mismo tiempo  las está ensamblando con sus propios pensamientos.

Los seres, al estar mediatizados por la personalidad que llevamos apareada, tenemos cierta dificultad para acceder a la realidad de las cosas por estar mediatizados  por los llamados, contextos del pensamientos o filtro mental, como son factores genéticos, familiares, culturales, dogmáticos, etc., que funcionan en su mayoría a nivel del inconsciente y cuya diferencia de contenido provocan diferentes maneras de percibir la realidad.  Vistas las cosas así no está claro, y seguro que no  seremos los mismos vistos desde afuera por los demás o por dentro por nosotros  mismos, faltando con ello al principio de identidad, que dice que algo no puede ser distinto a sí mismo, ley clásica del pensamiento que concluye en  lo absurdo. En cumplimiento de la ley de exclusión, una afirmación que no puede ser falsa, ha de ser consecuentemente verdadera.

Todas estas argumentaciones nos llevan a la conclusión filosófica y verdadera de que las cosas hay que conocerlas profundamente para opinar de ellas y que cuanto más se conozcan más dentro de ellas se estará.  Lo Universal o el universo como concepto no es opinable desde afuera, primero porque no puedo salir de él y segundo porque si teóricamente saliera de él para verlo y opinar desde afuera, llegaríamos a la paradoja de que ya no sería universo porque faltaría yo.  El todo no es todo, si le falta una parte.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te pedimos la "MÁXIMA" corrección y respeto en tus opiniones para con los demás

*