Ronda

El moribundo Parque Periurbano reclama una solución urgente

Las instalaciones, tras una gran inversión de Medio Ambiente, están prácticamente destrozadas.

 

Una inversión millonaria de la consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en la década de los 90, que ni la entonces responsable municipal de Medio Ambiente, María José Castaño, atina a recordar, ha terminado muchos años después en un fallido parque periurbano. Un espacio natural de 135 hectáreas, principalmente de pinar y encinar, que se quiso abrir para el disfrute del ciudadano y que a lo largo de los años se ha ido deteriorando hasta convertirse en una zona de ocio abandonada, con las instalaciones en mal estado o destruidas.

La primera de las zonas de ocio se sitúa a la entrada por la carretera de Sevilla, en el mismo camino que conduce hacia el Centro de Defensa Forestal. Un cartel nos anuncia que estamos en el Parque Periurbano. Es de lo poco que queda en pie. A su lado están las casetas con los servicios que se construyeron. Tanto los de mujeres como los de hombre están cerrados a cal y canto. Su interior está destrozado por la acción de los bándalos. A pocos metros de allí encontramos un camino que cruza un pequeño arroyo y nos lleva a la zona de merenderos y barbacoas. Una de sus barandillas de madera ya está rota. Al llegar al encinar nos encontramos con bancos rotos, zonas de barbacoa también destrozadas y las papeleras llenas. Nadie parece que pase a recogerlas desde hace mucho tiempo, si nos atenemos a la imagen que presentan las latas o las bolsas, a las que parece que ya le han pasado muchas horas de sol por encima.

A pocos pasos se encuentra una de las pocas infraestructuras que resiste. Quizás por su condición metálica. Un tobogán recuerda lo que quiso ser aquel parque. A su lado los restos de la estructura de unos columpios de madera que se encuentra ya apuntalada.

Caminando por el campo se puede observar como la basura se acumula bajo algunas encinas. Latas, bolsas, botellas y hasta alguna ropa. Muy cerca encontramos otra de las zonas de juegos. Algunos de ellos seriamente dañados y otros casi destruidos. Subirse a la estructura de madera que tienen otros dos toboganes para acceder a ellos resulta un peligro. Peldaños sueltos, otros partidos y debilitados con riesgo de romperse.

 

Incluso era posible echar un partido de baloncesto en mitad del campo. Rodeado de naturaleza y con aire fresco y puro. Hoy únicamente quedan los restos de lo que fueron las canastas de la cancha de baloncesto que se habían colocado sobre una explanada de tierra también muy deteriorada.

Dejamos esta zona y nos dirigimos hacia el segundo de los espacios de ocio que se había acondicionado. Éste situado por encima de las instalaciones del Centro de Defensa Forestal y del también abandonado proyecto de matadero comarcal. La caseta de los aseos desvela la zona que ocupaba en medio del pinar. Incluso cuesta encontrar los restos de los bancos, zonas de barbacoa y las fuentes públicas. Evidentemente, ninguna de ellas tiene agua, ni tan siquiera grifos. En cuanto a los servicios tampoco están mucho mejor. Todos están inutilizados y la mayoría cerrados, aunque aquí encontramos uno abierto. Nada queda dentro. Solo se conservan los alicatados.

Millones de pesetas que poco a poco comienzan a ser borrados por el efecto de la naturaleza, mientras la entonces responsable de Medio Ambiente, María José Castaño, explica que los problemas comenzaron poco después de su inauguración por la imposibilidad de disponer de la vigilancia necesaria. Entonces comenzaron los actos vandálicos y los robos de las tejas de las pequeñas construcciones.

Han sido varios los responsables municipales de Medio Ambiente y Parques que han anunciado que se iban a realizar actuaciones para recuperar la zona, aunque ninguna de ellas se ha llevado a efecto. También estas propuestas han ido en los programas electorales de diferentes partidos en distintas elecciones, aunque la realidad a día de hoy es un proyecto de parque fallido mucho más cerca de la muerte definitiva que de su recuperación.


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