Cultura y Sociedad

La retirada de amianto en bajantes protege la salud

La presencia de materiales con amianto en bajantes, cubiertas y otros elementos de fibrocemento sigue siendo una realidad en edificios construidos el siglo pasado. El amianto deteriorado libera fibras peligrosas que, al inhalarse, pueden afectar a la salud con consecuencias graves, por lo que su gestión no admite improvisaciones. La legislación española establece obligaciones claras para eliminar estos riesgos mediante sustituciones seguras y controladas.

En ciudades como Málaga, donde perviven instalaciones envejecidas, la planificación resulta determinante. La retirada organizada evita exposiciones innecesarias, reduce molestias en la comunidad y garantiza un resultado conforme a derecho. Además, el reemplazo por materiales actuales, como el PVC, aporta durabilidad y facilita el mantenimiento, al tiempo que mejora el valor del inmueble y la tranquilidad de residentes y trabajadores responsables del edificio.

Retirada de amianto en bajantes: riesgos y obligaciones

La normativa exige actuar cuando los elementos con fibrocemento llegan al final de su vida útil o presentan daños visibles. Para cumplirla, conviene apoyarse en especialistas. En Andalucía, la retirada segura cuenta con referencias como Global Amianto, que aplican procedimientos acreditados que protegen al personal y a los residentes, coordinan el transporte del residuo y aseguran su entrega en vertederos autorizados con la documentación correspondiente.

La retirada solo puede realizarse por empresas acreditadas, con formación específica y planes de trabajo validados por la autoridad laboral. Este marco evita manipulaciones inadecuadas, controla emisiones y garantiza el confinamiento del área de obra. La sustitución por tuberías de PVC y soluciones equivalentes elimina el riesgo en origen y mejora la eficiencia de las redes de saneamiento internas del edificio.

Cómo identificar bajantes y elementos con fibrocemento

La identificación comienza por una inspección visual y documental del inmueble, revisando planos y fechas de instalación. En bajantes, piezas grises de fibrocemento, uniones con abrazaderas metálicas y sellados antiguos sugieren la presencia de amianto. Ante cualquier duda, debe preferirse la toma de muestras por personal cualificado, con análisis en laboratorio y sin romper, lijar ni perforar materiales potencialmente peligrosos.

La evaluación incluye el estado de conservación, la accesibilidad y el entorno. Cuando existen fisuras, roturas, humedades o vibraciones recurrentes, crece el riesgo de liberación de fibras. Por ello, la intervención prioriza el confinamiento y la mínima manipulación, con señalización visible, control de accesos y protección colectiva para zonas de tránsito, especialmente en cuartos de contadores, patinillos, azoteas y garajes comunitarios.

Procedimiento seguro de retirada de amianto en comunidades

En Málaga, los bajantes con fibrocemento requieren una planificación secuencial que reduzca tiempos de corte de servicio y evite sorpresas. Es habitual coordinar con la comunidad horarios y accesos, y las unidades de obra se fraccionan para mantener la habitabilidad. En ese escenario, los bajantes exigen retirada del amianto conforme a protocolos que incluyen encapsulado temporal y equipos de protección adecuados para cada fase.

El proceso técnico combina control de polvo, herramientas específicas y embalaje homologado. Para ordenar las tareas, suelen seguirse pasos como los siguientes:

  • Delimitación y señalización del área de trabajo, con barreras físicas y cartelería informativa.

  • Confinamiento y humectación del material, evitando proyecciones y emisiones durante el desmontaje.

  • Desmontaje por tramos con cortes controlados, retirando abrazaderas y piezas sin fracturas innecesarias.

  • Embalaje y etiquetado del residuo en big bags o contenedores específicos, con registro de volúmenes.

  • Transporte a vertedero autorizado mediante gestor inscrito y trazabilidad documental completa.

Gestión de residuos y certificación legal

El residuo con amianto es peligroso y su cadena de custodia debe quedar documentada. La empresa acreditada entrega los justificantes de retirada y el certificado final, indispensables para cerrar el expediente ante la administración. Esta documentación acredita que la intervención se realizó conforme a la normativa, aporta seguridad jurídica a la comunidad y evita incidencias en inspecciones futuras o trámites de reformas posteriores.

La trazabilidad incluye el plan de trabajo, las hojas de seguimiento y los albaranes del gestor de residuos. Conviene archivarlos junto con actas de acuerdos de la comunidad y facturas, pues facilitan auditorías de mantenimiento y ayudan a planificar renovaciones en otras verticales, como shunts de ventilación, bajantes secundarios o canalones exteriores que compartan material y antigüedad.

Costes, ayudas y planificación de obra

Los costes dependen de la altura del edificio, accesos, metros lineales y complejidad de los empalmes. Las comunidades valoran la agrupación de trabajos para optimizar medios auxiliares y reducir desplazamientos. En ocasiones, existen ayudas o desgravaciones ligadas a la rehabilitación segura y a la mejora de la eficiencia, por lo que el asesoramiento previo resulta útil para alinear presupuesto, plazos y requisitos administrativos.

Una buena planificación contempla comunicación vecinal, calendarios por portales o patios y soluciones provisionales para minimizar interrupciones. La coordinación con fontanería y albañilería asegura un reemplazo inmediato por PVC u otros materiales aceptados, evitando demoras entre el desmontaje del fibrocemento y la puesta en servicio de la nueva instalación, con pruebas de estanqueidad y limpieza final de zonas comunes.

Beneficios para la vivienda y el entorno urbano

La retirada ordenada de bajantes y cubiertas con amianto protege la salud pública y reduce riesgos crónicos, especialmente en edificios con alta ocupación o tránsito. Al eliminar un material peligroso, se previenen futuras incidencias y se disminuyen los costes derivados de reparaciones urgentes, filtraciones o cortes de servicio que, a la larga, implican mayores molestias y presupuestos imprevistos para la comunidad de propietarios.

La sustitución por sistemas modernos mejora el rendimiento hidráulico, simplifica el mantenimiento y favorece la eficiencia energética en rehabilitaciones integrales. Los inmuebles que acreditan la eliminación del amianto ganan valor y confianza en operaciones de venta o alquiler, gracias a la transparencia documental y a la mayor percepción de seguridad por parte de compradores, arrendatarios y aseguradoras que evalúan riesgos antes de emitir pólizas.

Más allá de cada edificio, la ciudad se beneficia de un patrimonio inmobiliario más seguro, sin materiales obsoletos que generen residuos peligrosos en roturas o temporales. Eliminar el amianto es una decisión responsable que combina salud, legalidad y sostenibilidad, y que alinea a comunidades, administraciones y profesionales en un objetivo común: mantener entornos habitables, ordenados y preparados para las demandas presentes y futuras de los vecinos.


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