Cultura y Sociedad

Euro digital: El BCE acelera el ‘rulebook’ y las pruebas con comercios

El Banco Central Europeo (BCE) ha difundido su tercer informe de progreso de la fase de preparación del euro digital, activo desde el 1 de noviembre de 2023, con avances en el borrador de normas de funcionamiento, más experimentación técnica y un diálogo más estrecho con comercios y consumidores.

El objetivo es sentar bases para una eventual emisión, sin sustituir al efectivo ni a las soluciones privadas ya existentes. El documento sitúa el foco en una experiencia de pago homogénea en toda la zona del euro y en un diseño inclusivo.

En España, el seguimiento es directo, ya que el Banco de España participa en el Eurosistema y divulga al público cómo funcionaría un euro digital en el día a día, desde la apertura del monedero hasta los pagos offline en situaciones sin cobertura, con la promesa de servicios básicos gratuitos, privacidad reforzada y amplia aceptación.

Para comercios y pymes, el interés práctico es claro. Reducir fricción en cobros y devoluciones, y mantener interoperabilidad con los TPV actuales. Conviene distinguir el proyecto del BCE de las inversiones en criptoactivos.

Quienes comparan el euro digital con las mejores criptomonedas para invertir suelen pasar por alto que hablamos de dinero público del banco central diseñado para pagar, no de activos privados sujetos a volatilidad. El anclaje regulatorio y la finalidad de uso son diferentes, y ese matiz condiciona tanto la protección del usuario como la estabilidad de los pagos.

Qué está probando el BCE: Pagos condicionados, plataforma de innovación y diseño

El informe confirma que el BCE avanza en el rulebook del euro digital con aportaciones del mercado minorista europeo, expertos en gestión de riesgos y resolución de disputas. La ambición es armonizar reglas y estándares para que un pago con euro digital funcione igual en cualquier país del euro, con una experiencia moderna e intuitiva.

La novedad más tangible es la plataforma de innovación, con alrededor de 70 participantes, bancos, comercios, fintech y start-ups, que prueban funcionalidades como los pagos condicionados.

En la práctica, significa que una orden de pago puede ejecutarse automáticamente cuando se cumple una condición predefinida, por ejemplo, al confirmar la entrega de un pedido en línea. Estas pruebas simulan el ecosistema previsto y permiten a los intermediarios integrar interfaces del euro digital en sus plataformas.

Además, el BCE intensificó la investigación con usuarios y colectivos poco representados para ajustar el diseño final a las necesidades reales. Los resultados de estas actividades, incluidas sesiones con pequeños comercios, se publican a lo largo del 2025, lo que ayudará a cerrar decisiones de diseño antes del final de la fase de preparación.

Lo que cambia para consumidores y comercios españoles

Para el usuario, el euro digital aspira a ser fácil de usar, seguro y ampliamente aceptado, con servicios básicos gratuitos y posibilidad de pagos sin conexión. Se integraría a través de los canales habituales, banca y entidades públicas designadas, como oficinas de Correos, y conviviría con efectivo, tarjetas y soluciones digitales ya conocidas.

El BCE insiste en que no sustituye al efectivo y complementa al sector privado. Para el comercio español, la prioridad es la interoperabilidad con TPV y esquemas existentes. La transición tiene que ser transparente en caja, con liquidación eficiente y costes previsibles.

El BCE señala que el proyecto se diseña para encajar en el ecosistema europeo de pagos, no para desplazarlo. Para el turismo, la promesa de pagos rápidos, reembolsos ágiles y funcionamiento offline puede reducir colas y caídas de servicio en momentos de red saturada.

La preparación del euro digital implica a bancos centrales nacionales y a participantes de mercado. En España, el Banco de España actúa como nodo institucional y divulgativo, mientras el sector privado explora integración técnica y casos de uso.

Las referencias públicas del Eurosistema sitúan a entidades financieras y proveedores de servicios de pago españoles dentro del grupo amplio de actores que testean funcionalidades y compatibilidad con soluciones existentes como Bizum, transferencias inmediatas y TPV.

Estas pruebas son relevantes para la aceptación en pequeño comercio, donde conviven tarjetas, efectivo y pagos móviles. El objetivo es que el euro digital no obligue a cambiar de caja, sino que llegue a través de los mismos terminales y aplicaciones, con salvaguardas de privacidad acordes al estándar europeo y con reglas claras para disputas o reembolsos.

La fase de preparación termina en octubre de 2025. El BCE decidirá el camino a seguir una vez concluida esa etapa y después del proceso legislativo de la Unión Europea. Es decir, no habrá decisión sobre la emisión hasta que se cierre la ley europea que da marco al proyecto.


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