Numerosos docentes, padres y alumnos de diferentes centros de Ronda se han concentrado esta tarde en el patio del recreo del colegio público Juan Carrillo de Ronda, para mostrar su rechazo a la violencia y apoyar al director del mismo, Juan Francisco Almagro, quien según han asegurado desde el claustro de profesores lleva meses recibiendo amenazas de muerte por parte del padre de uno de las estudiantes del centro.
Como consecuencia de ello, han leído un manifiesto, en un acto en el que también ha participado la alcaldesa de la ciudad, Maripaz Fernández, y otros miembros de la Corporación local.
Según ha informado la jefe de estudios del colegio Juan Carrillo, Yolanda Cantano, el director se encuentra muy afectado, ya que según aseguran se ha visto sometido a una gran presión, sobre todo el los últimos días, cuando habría recibido las amenazas de muerte.
La Asociación de Padres y Madres del Colegio Juan Carrillo (AMPA) ha emitido un comunicado en el que expresan que:
«La comunidad educativa de nuestro centro no solo es un espacio de aprendizaje, sino también un entorno de respeto, convivencia y seguridad. Hoy, con profundo pesar y firmeza, nos vemos en la obligación de alzar la voz ante unos hechos gravísimos que atentan directamente contra los valores que sustentan nuestra labor diaria como docentes.
En los últimos días, el equipo directivo -y en particular, el director del centro- ha sido objeto de amenazas de muerte por parte del padre de una alumna, cuya conducta en el aula ya venía generando un ambiente de constante tensión, violencia y miedo entre sus compañeros y compañeras. No podemos ni vamos a tolerar que ningún miembro del personal educativo sea agredido, coaccionado, calumniado ni amenazado en el ejercicio de su función.
No es aceptable, bajo ningún concepto, que la violencia tenga cabida en nuestros espacios escolares, provenga de donde provenga.
No se trata de un incidente aislado: esta situación responde a un patrón continuado de faltas de respeto, agresiones físicas y verbales, y amenazas tanto por parte del entorno familiar como de la propia alumna, que está afectando gravemente al bienestar del resto del alumnado y del profesorado.
Desde el claustro manifestamos de forma unánime nuestra más absoluta repulsa ante estos hechos y exigimos medidas inmediatas por parte de las autoridades educativas competentes para proteger al equipo directivo, al profesorado y al alumnado de este centro. Trabajar en un clima de miedo y violencia no es una opción. Hacemos un llamamiento a todas las familias y agentes implicados en la comunidad educativa para que comprendan que la convivencia no se negocia.
La violencia no tiene cabida en nuestras aulas. La educación se construye desde el respeto, la responsabilidad y la colaboración, no desde la intimidación y la impunidad. Por respeto a quienes cada día vienen a aprender y enseñar, no miraremos hacia otro lado. Este centro educativo no permitirá que nadie rompa el principio básico de convivencia en el que se fundamenta la escuela pública».