Ronda

Una guerra con frentes de ignorantes y mentira histórica

«La guerra árabe contra judíos (Israel jamás atacó a ninguno de sus vecinos) no tiene un objetivo territorial, sino religioso (difícil de comprender en occidente donde nadie se inmola para ser mártir)»

Israel y Palestina, dos pueblos enfrentados en la historia.

La guerra árabe contra judíos (Israel jamás atacó a ninguno de sus vecinos) no tiene un objetivo territorial, sino religioso (difícil de comprender en occidente donde nadie se inmola para ser mártir). Una rebelión yihadista para la expansión y conquista del Islam en el mundo, (así lo afirma el Corán; el mundo ha de convertirse al Islam y si para ello ha de usarse la yihad pues así se haga), pero el relato con el que centrifugan las mentes es que Israel ocupó y robó territorios palestinos, algo absolutamente falso. Israel compró en la diáspora terrenos a precio que no lo valían a los terratenientes de la época, concretamente a los Fendis, grandes feudales, así lo afirmó Hajj Amin Al Husseini, padre del movimiento palestino quien fue interrogado en 1937 por Sr. Laurie Hammond de la comisión británica Peels. “las tierras no fueron adquiridas por la fuerza sino compradas a terratenientes”, sin olvidar que ni entonces ni nunca ha existido un estado o nación palestina. Pero los mapas que muestra Google del 1946 al 2008 recompuestos e infectados de falsedades señala a Israel dominante y usurpador de esas tierras y a Palestina como territorio histórico, cuando simplemente era zona dominada por diferentes imperios. Mentira histórica que se enseña en colegios, institutos y universidades.

Otro mito falso; los refugiados palestinos, (refugiados que no quiere nadie, ni siquiera sus hermanos árabes; Líbano, Siria, Egipto Jordania…, donde viven en la más absoluta miseria y a los que Naciones Unidas les importa un cuerno, a diferencia de los refugiados de las guerras civiles de Siria que Occidente acogió como gallina a sus polluelos. Por el contrario, Israel procuró pasaportes, derechos civiles y sociales idénticos a los de cualquier judío a todos los refugiados palestinos (árabes israelíes) que decidieron quedarse tras el estallido del 1948; algunos incluso alcanzaron puestos relevantes en la política, como Azmi Bishara miembro del parlamento israelí, aunque luego los traicionara). Información que se oculta y que no interesa difundir.

Existen generosas mentiras regadas de odio en este conflicto de árabes contra judíos. Un aborrecimiento hacia el pueblo de Abraham injustificado que alcanzó su esplendor en la sociedad teocrática de la edad media a fuerza de leyendas diabólicas diseñadas a gusto por la Iglesia católica.

No se trata de posicionarse de un lado u otro o creer en el número de muertos que contabiliza un asesino, Hamás, que mata a su gente para generar bajas, que ofrece 10.000 dólares por judío degollado y que legaliza sueldo por muerte. Pago que se incrementa a más judíos mates y, si el palestino muere mártir, su familia percibe un salario vitalicio; así se convierte el terrorismo en el mejor oficio pagado por la Autoridad Palestina que socorre ahora Sánchez.

Quizás todos esos pro palestina, gobierno de España a la cabeza, que claman por un estado (que los palestinos ni quieren y que han rechazado al menos 5 veces a lo largo de la historia), debían leerse la letra pequeña del contrato. Igual que las feministas, trans, gays y toda esa plaga victimista de moda que defienden una cultura arcaica, criminal, que ejerce la esclavitud y donde no existe los derechos humanos. Corriente de ignorantes y analfabetos a favor ahora de quienes los discriminan y asesinan; durarían en aquellas tierras lo que un telediario.


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