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Antonio Ordóñez: más de seis décadas dando forma a la piel

Tras su jubilación, dejó de producir para comercializar pero, lejos de mantenerse inactivo, se centró en el estudio y la investigación de la artesanía en piel y el hecho de disponer de más tiempo libre le permitió dar rienda suelta a su imaginación

Taller en el que trabaja este artista serrano con la piel.

Antonio Ordóñez es vecino de Algatocín y natural de Ubrique, un hombre que ha dedicado su vida al trabajo artesanal de la marroquinería.

Ordóñez, que lleva 60 años ligado de una u otra forma al noble oficio del petaquero, ha recordado que con 10 o 12 años comenzó a hacer “correíllas”, elementos que sirven para cerrar las carteras o billeteros. De ahí en adelante aprendió a hacer todos los procesos inherentes al trabajo en la piel para confeccionar cualquier tipo de artículo. Además, en su dilatada trayectoria como artesano ha ideado y diseñado piezas que han salido directamente de su imaginación.

Al volver del servicio militar obligatorio, con 23 años, decidió marchar junto a un grupo de compañeros a Alemania, donde demandaban marroquineros expertos para crear diferentes productos. Aquel empleo no cumplió sus expectativas, por lo que decidió regresar 18 meses después a su pueblo natal para continuar desarrollando su labor para grandes empresas de la piel.

A los 27 años, en 1975, se planteó hacer un cambio en su vida y se trasladó a Algatocín, desde donde durante un tiempo trabajó para importantes fabricantes. Pero Ordóñez no estaba del todo satisfecho, por lo que se aventuró a crear una pequeña empresa que mantuvo hasta su jubilación y que se encargaba del proceso completo de manufacturación, desde la adquisición de las materias primas hasta la finalización de los artículos, la mayoría carteras, billeteras y monederos “acordeón”.

Tras su jubilación, Antonio Ordóñez dejó de producir para comercializar pero, lejos de mantenerse inactivo, se centró en el estudio y la investigación de la artesanía en piel y el hecho de disponer de más tiempo libre le permitió dar rienda suelta a su imaginación para crear con pericia originales llaveros, vaciabolsillos, cinturones de corcho y, sobre todo, singulares figuras de toros confeccionadas en diferentes tipos de piel, para cuya fabricación el artesano se sirve de una sola pieza de material unida por un remache.

Por último, Ordóñez ha añadido que como proyecto de futuro se plantea la posibilidad de abrir un museo de artesanías en el que le gustaría exponer una muestra de sus trabajos junto a obras del reconocido pintor ubriqueño Agüera.io Ordó


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