Cultura y Sociedad

Curiosidades astronómicas «vistas» desde casa

«Posiblemente, y a pesar de que no seas aficionado a la Astronomía ni ávido de temas científicos, te habrás topado en estos últimos días o semanas con la la noticia de que el Sol está perdiendo energía»

En un universo, voy. En el otro, vengo.

Aunque ya nos encontramos en la Nueva Normalidad y han pasado las distintas fases en que ha sido parcelada la llamada desescalada, y nuestros territorios, respecto de esta crisis epidemiológica que nos ha tocado vivir (la pandemia del coronavirus COVID-19) ya empiezan a desperezarse y estaría permitido salir a hacer observaciones astronómicas fuera de nuestras casas, solos o en pequeños grupos (guardando las correspondientes medidas de seguridad) y, supongo que no a altas horas de la noche; lo cierto es que da un poco de reparo exponerse innecesariamente, tanto desde el punto de vista estrictamente sanitario, como por aquello de que estemos saltándonos las normas impuestas o al borde de incumplirlas.

Y como esta actividad que nos apasiona (la Astronomía), tiene tantas facetas que se pueden llevar a la práctica desde casa, sobre todo para aquellos que lo que pretendemos es aprender o, como mucho, enseñar aprendiendo, y en la que no faltan novedades para estar al día, aquí estamos para conocerlas y darlas a conocer.

El Sol se apaga

Posiblemente, y a pesar de que no seas aficionado a la Astronomía ni ávido de temas científicos, te habrás topado en estos últimos días o semanas con la la noticia de que el Sol está perdiendo energía (sí, muchísima cada minuto, jeje, dicho sea de paso) y que su actividad y temperatura podrían bajar a mínimos históricos, pudiendo, que tal vez, ocasionar en la Tierra una mini edad de hielo.

Esto no tiene por qué ser verdadero ni falso, y tampoco creo que hayan razones científicas para poderlo asegurar ni desmentir. Lo cierto es que nuestra estrella (como todas) tiene sus variaciones y ciclos de máximos y mínimos, en su agitada vida energética. Se sabe que en el Sol estas subidas y bajadas, acompañadas de la aparición y desaparición (respectivamente) de manchas oscuras en su superficie, tienen lugar en periodos de aproximadamente 11 años terrestres. Pero estos periodos no tienen por qué ser (y de hecho no lo son) necesariamente iguales; sino que, por el contrario, parecen seguir otros ciclos mucho más amplios en el tiempo (de cientos o de miles de años), como el ocurrido entre los años 1650 y 1715 de nuestra
era, en que la Tierra padeció un enfriamiento considerable, con la consiguiente extensión de los hielos polares hasta latitudes más meridionales.

Pues bien, esto es lo que, incluso algunos científicos, dicen que se podría estar avecinando cara a la próxima década de los años 30 de este siglo XXI. Aunque también apuntan a que, de ocurrir, podría verse paliado en cierto modo, en nuestro Planeta, por el efecto invernadero (emisiones de CO2) y
consiguiente calentamiento global, debido a la actividad humana (no hay mal que para bien no sea, jeje).

Todo esto no es ninguna tontería, y se estudia en una apasionante nueva disciplina, dentro de la Astronomía, aplicada a la llamada Meteorología Astronómica, en la que (supongo), mucho se basarán también en patrones de tipo estadístico, como ocurre en la Meteorología Terrestre.

Universos paralelos

Sí. Ha leído usted bien: Universos paralelos. No, para lelos. Y es que, entre las noticias que también se han escuchado y leído en estos tiempos de estar mucho en casa últimamente, también han saltado a los medios y, por tanto, a la atención pública (tampoco es nuevo), la posibilidad de que el Universo no sea único (éramos pocos y parió la abuela, jeje), sino que pudiera coexistir con otro, de forma paralela, en el que las propiedades de la Física fuesen justo a la inversa. Como una imagen especular uno respecto del otro y viceversa, con lo cual, hasta se compensarían, y de su unión resultaría la NADA (que es de lo que al final se trata, jeje).

Se pueden ustedes, por tanto, imaginar un universo, semejante al nuestro, pero en el que la gravedad fuese negativa (los cuerpos se separarían en lugar de atraerse). Por lo que las estrellas y planetas no se formarían, sino que se desintegrarían. El tiempo no avanzaría, sino que retrocedería, por lo que los animales (incluidas las personas) y las plantas, surgirían de la propia tierra, y terminarían en un óvulo-espermatosoide, un huevo o una semilla. Un vaso de cristal roto en mil pedazos, se recompondría y pasaría a contener el agua (en su futuro), sobre la mesa en que se encontraba en el pasado equivalente en nuestro universo.

Esto, lógicamente, parece absurdo y plantea incongruencias existenciales, como las de moverse en el tiempo. Y los científicos la refutan diciendo que el tiempo sólo puede transcurrir hacia adelante: las cosas sólo ocurren en un sentido, a lo que le llaman flecha del tiempo. Pero bueno, eso es así en nuestro universo, jeje. Quedémonos pensando y con la fantasía volando.


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