Opinión

El Puente superó…

El Puente Nuevo repleto de turistas en durante el horario de corte de tráfico.

… todos estos remolinos urbanísticos y ha seguido cumpliendo su función como puente y como centro de todas las miradas dirigidas a Ronda. Veremos lo que le ocurre a partir de ahora, cuando ha sido puesto ante los focos por los Sentados en una extraña maniobra, sin pies ni cabeza, de corte a ratitos del tráfico para proteger, también a ratitos, nuestro patrimonio. Lo que no han explicado, ni explicarán porque no hay explicación lógica, es de qué lo protegen: ¿del humo?, ¿del ruido?, ¿de las vibraciones?, ¿de los rondeños? No hay quien lo sepa, pero como se han empecinado no atenderán a razones. Nunca suelen atenderlas, pero con el Puente la cerrazón es total.

Yo colaboraré a martillear esa cerrazón. Ya he resumido el desarrollo de nuestra ciudad. Ahora debemos tomar conciencia de cómo es y cómo funciona para poder implantar medidas encaminadas a mejorar la convivencia y tener un futuro atractivo.

La forma actual del casco urbano se asemeja a una C con la parte central bastante ancha, cóncava hacia levante y convexa a poniente. Si la vemos de extremo a extremo incluyendo los últimos crecimientos, podemos ver que el extremo superior está situado en el antiguo hospital. Magnífica clínica que levantó la Caja de Ahorros para bien de los rondeños y que finalmente asumió la Junta minusvalorándose bastante desde ese momento. El inferior, curiosamente, está representado por el nuevo hospital recién abierto. Entre hospitales andamos, tal vez nuestra salud ciudadana no esté bien.

La cuerda de este arco, que representa el camino más corto entre sus extremos, sería la circunvalación (aunque ese nombre no es el correcto porque Ronda no está circunvalada al resultar imposible cerrar el círculo por la Hoya del Tajo, así que el nombre correcto de esa vía debía ser el de Variante). Demuestra que el mejor camino para ir del extrarradio del norte al del sur es esta variante. Pero si consideramos el núcleo del casco sin estas zonas periféricas, mantiene la forma de C pero mucho más chata y el camino más corto para llegar a los extremos es otra cuerda perfectamente representada por las calles, casi inútiles ahora y deteriorándose a marchas forzadas por la falta de uso, de la Cruz de San Jorge y un caminito, muy desconocido, que discurre junto a las murallas de El Arrabal y paralelo al arroyo de las Culebras hasta desembocar en la carretera de San Pedro a la salida del Barrio.

Cualquier alternativa correcta para reducir el tráfico por La Ciudad debía parecerse muchísimo a esta última cuerda. El de paso y suburbial puede utilizar perfectamente la variante por agilidad y comodidad.

Hay que ser conscientes, también, de que el tráfico interno de Ronda es muy peculiar, aunque la mayoría no lo aprecia así. Un viejo refrán dice que el hábito no hace al monje. Pero la realidad es que nos habituamos con relativa facilidad a muchísimas cosas. El modo de desplazarse no es ajeno a esto y cuando se repiten determinados recorridos o rodeos en los movimientos cotidianos nos parecen que son los más lógicos, por hábito.

Si lo observan fríamente verán que, aunque se viva al este en la parte interior de la C, los recorridos en vehículos discurren por el oeste. La calle La Bola se cerró hace ya muchos años y los coches fueron dirigidos hacia allá. Es decir, hoy día ya se pierde mucho tiempo y se consume demasiado combustible para ir a cualquier sitio sin que el corte del puente esté en vigor. Esto también necesita una solución porque no es lógico y porque aumenta innecesariamente la cantidad de vehículos circulando. Y si queremos llegar o salir de Padre Jesús ni les cuento las vueltas, revueltas y entresijos que nos esperan.

Además, para poder llegar al Puente hay que recorrer antes un tramo igual al que representa todo el paso por La Ciudad. El único punto de acceso se encuentra en el cruce de las calles Jerez y Pozo y la distancia hasta la embocadura del mismo es esa. Queda absolutamente en evidencia que todas las comunicaciones interiores por levante son un completo desastre y se acercan a un rompecabezas. En resumen, la vialidad rondeña necesita un completo replanteo, pero serio y hecho con seriedad, y no es una redundancia. Hace algún tiempo les presenté a otros Sentados un plan completo y gratis total, ni caso. Después me presenté a un concurso para redactarlo, me apartaron; aprobaron y pagaron otro que ni pensaron poner en marcha por imposible. Yo, cuando menos, lo he intentado.

Estamos habituados a, sin aviso previo o casi, encontrar calles cortadas, unas veces por nuestra administración, otras por particulares y por las más diversas razones. Aparcar es un martirio. Las zonas reservadas están como sembradas a voleo. Los sentidos de circulación no tienen sentido. Los pasos de peatones son sobreabundantes y, a la vez, colocados a sentimiento, mal señalizados, poco visibles y mal iluminados. La concentración de vehículos en determinados puntos no se justifica. La vigilancia de las infracciones curiosísima (vean los alrededores de colegios en horarios de salidas o entradas) y la permisividad con los jóvenes inadmisible (salida del Martín Rivero por poner un caso), después nos encontramos con actos derivados de ello muy desagradables.

¿Cómo actúan nuestros Sentados? Pues como con El Puente. Decretan ocurrencias. Hoy cambian una dirección, mañana prohíben un lugar de aparcamiento, pasado pintan un nuevo paso de peatones, al otro … Así nos va. El tráfico en una ciudad se asemeja a la instalación de los radiadores de una casa: a todos les debe llegar el agua caliente, a tiempo y en la cantidad necesaria, no se pueden abrir o cerrar llaves por capricho, hacer modificaciones porque sí, ni cortar o empalmar tuberías sin ton ni son.

Voy a explicarles mi propuesta alternativa por la cuerda más corta.

Pero eso será otro día.

 


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