Opinión

Una visita inesperada

Con la llegada del calor podemos encontrarnos con visitas inesperadas y poco agradables. No me estoy refiriendo a los amigos que se acuerdan en estos días cercanos a la Feria de que sigues viviendo en Ronda y como el que no quiere la cosa te llama o se hace el encontradizo en las redes sociales para conseguir la deseada invitación a la ciudad, para disfrutar de los festejos; si algo tenemos los rondeños es que somos acogedores.

Como decía, estas visitas inesperadas nos las estamos encontrando en pleno centro de la ciudad, al salir después de una buena cena en algunos de nuestros fantásticos restaurantes o al pasear por nuestro casco histórico, aprovechando el fresco de la noche. Salen al llegar la oscuridad, cuando el ruido de la ciudad empieza a cesar y en sus calles sólo quedamos algunos rezagados, que robamos minutos al sueño, y turistas que desean descubrir el encanto nocturno de nuestra ciudad. Te las encuentras solas o acompañadas, como fue mi caso, que tranquilas campaban por la calle sabiendo la alarma de desataban a su paso, pero tranquilas por que la reacción de los presentes no fue atacarlas. Es desagradable para cualquiera y me imagino que también para quienes se quieren llevar una buena imagen de la ciudad. No cito la calle del encuentro para que parezca que invito a no pasar por ella, o a no acudir a los magníficos locales que en ella se encuentran.

Sólo deseo desde esta columna que se acabe con estas indeseables visitas que proliferan en nuestra ciudad y en nuestro casco histórico, que se desratice lo antes posible, para intentar acabar con parte del gran número de estos roedores, para que al menos los cientos de turistas, rondeños y serranos que van a venir estos días a nuestra ciudad no se lleven fotografiada esa imagen poco agradable.

No se si el problema es por falta de actuación o por el crecimiento de estos animales, pero lo cierto es que en estos últimos días de agosto las mismas están saliendo a la calle sin impunidad creando en los pobres que tenemos la mala suerte del encuentro un desasosiego importante. Por ello espero que el Ayuntamiento actúe con celeridad para evitar un mayor crecimiento de esta colonia que, por desgracia, vive en nuestro subsuelo, en las alcantarillas, bajo las aceras, cerca y dentro de nuestros monumentos.

 


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