Opinión

El hombre que subió una montaña y bajó una colina

En los años noventa el Sr. Medel decía que se aprestaba a formar la Caja de Ahorros única para toda Andalucía, que los duros tiempos que se avecinaban exigían un esfuerzo de los rondeños y debían renunciar a Caja Ronda. Una Caja de Ahorros levantada sobre los cimientos de personas de muy justa formación pero con una gran capacidad de sacrificio. Caja Ronda fue fusionada con pequeñas Cajas quebradas y todas ellas fueron llevadas a Málaga. En el camino quedaron incumplidas todas las promesas hechas. La obra social comenzó a desaparecer y UNICAJA inició su andadura lejos de donde se creó.

La gran Caja única andaluza nunca llegó, pero  el señor Medel dirigió UNICAJA durante 25 años. El mayor de sus logros consistió en  embarrancar un sistema que desde Ronda se hizo funcionar durante 80 años. La que fuera la mayor empresa social de Andalucía condenada a privatizarse a través de una salida a bolsa que alivie sus desvencijadas cuentas. La UNICAJA que deja el señor Medel es una entidad débil, extenuada por los impagados créditos de constructoras. Solo sustentada en el legado de la Caja de Ahorros de Ronda: una ciudadanía que aún en crisis, cumple puntualmente  con sus hipotecas, una clientela fiel a la que el señor Medel ha exprimido a base de cláusulas suelos y comisiones.

Aún queda por aclarar lo que el Juez Pedraz denominó en su auto de 18 de abril de 2016 “…contraprestación económica abonada por UNICAJA y camuflada en convenios publicitarios…” “…a cambio de confeccionar una intervención de MANOS LIMPIAS que se ajuste a los intereses de aquel y poder solicitar el cese de su imputación…”. El “aquel” que se refiere el Juez Pedraz no es otro que el Sr. Medel y la imputación era la situación judicial en la que se encontraba en el denominado caso ERE. Los convenios publicitarios se cuantificaron en un millón de euros. Una verdadera confusión entre lo propio y lo ajeno. La imputación recaía sobre su persona pero las “contraprestaciones” se pagaron con dinero de UNICAJA.

Pero como en todos los cuentos, que nos han contado en los últimos años, el final de este también es feliz.  El Sr. Medel dimite de presidente de UNICAJA BANCO y queda al frente de la Fundación. El devenir financiero le obliga una vez más a reinventarse a si mismo, de la cuadrilla de Magdalena a hacerse con una Caja hecha con Caja Ronda y cuatro retales, de ahí a privatizarla y hacerla Fundación y crearse un inmerecido retiro dorado. En 25 años una estructura sólida va a desaparecer por los desagües del parquet.

Desde ese retiro, dirigirá los nombramientos en el Banco así como el destino de lo queda de Obra Social. En el Banco colocará al Sr. Azuaga, otro de la cuadrilla y a sus fieles lugartenientes durante los años de demolición de Caja Ronda, los señores Fraile y Atencia. La misión, sencilla, vender UNICAJA por acciones hasta que una entidad mayor se haga con el control. UNICAJA desaparecerá definitivamente. No sabemos como llamarán a esta operación en los masters de economía pero suena a vender el burro para comprarle la paja. El Sr. Medel se encontró la montaña que era Caja Ronda y la convirtió en la colina que es hoy UNICAJA.

El Sr. Medel no cumplió lo acordado. La Caja Única no existe, la obra social de UNICAJA en Ronda se cuenta por colegios cerrados, Hogares del jubilado desparecidos y un monumento como es el Convento Madre de Dios convertido en un chiringuito para bodas bautizos y comuniones. Unos incumplimientos con 25 años de mora han generado una deuda histórica de UNICAJA con el pueblo de Ronda. Una deuda histórica que hay que solucionar, antes de la total privatización de la entidad, momento en el que tan solo el maestro armero se hará cargo de las reclamaciones.

Han sido las entidades financieras quienes nos han impuesto  sus normas. Quien no puede pagar pierde, quien no cumple, aunque lo incumplido fuera abusivo, también pierde. Cualquier desviación en el saldo, o la fecha de pago se ha visto penalizado de manera inmisericorde con enormes recargos cuando no con desahucios a la luz de una ley de 1900. Ahora, cuando una entidad financiera ha incurrido en  los incumplimientos acordados es cuando  toca exigir idéntico trato.

Antes que culmine la laminación de Caja Ronda hay que recuperar  lo que una vez fue de mucha gente y ahora va a engrosar la cuenta de resultados del SANTANDER, SABADELL o POPULAR. UNICAJA debe resarcir al pueblo de Ronda, bien con metálico, bien reintegrando el patrimonio cedido por CAJA RONDA,  Ronda tendría así una oportunidad, de otra manera la inanición económica es el futuro más cercano.


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