Opinión

Memoria/Huida (Francisco Pimentel)

Este año se cumplen los 79 años de la huida desde Málaga hacia Almería de todos los andaluces que desde muchas ciudades, pueblos y campos se alejaban deprisa por miedo al terrorismo franquista. Por eso el pasado martes día 12 acudí a una reunión en Málaga en representación de nuestra asociación de Ronda convocado por Miguel Ángel Melero subdirector de la Dirección General de la Memoria Histórica de la Junta de Andalucía.

En la sede de la Delegación del Gobierno (antigua sede de la jefatura provincial del movimiento donde algunos rifirrafes habíamos tenido con los franquistas tiempo ha) varias asociaciones de la memoria histórica y varios representantes institucionales hablamos sobre los actos a celebrar en memoria de las víctimas de aquellos crímenes de lesa humanidad cometidos contra la gente indefensa que huía por la carretera de Málaga hacia Almería, la carretera de la muerte.

La asociaciones de Velez-Málaga y Málaga capital expusieron que como en años anteriores ya tenían proyectos en marcha y que hubiera sido conveniente reunirse antes para mejor coordinación. No obstante se acordó unificar los actos bajo un solo programa. En nombre de Ronda expuse que la huida no había comenzado en Málaga el 8 de Febrero del 1937, sino mucho antes en Septiembre del 1936 desde el campo de Gibraltar y pueblos limítrofes de Sevilla y Cádiz hacia Ronda y de aquí hacia San Pedro Alcántara y luego hacia Málaga, por lo que el delegado de la Dirección General de la Memoria Histórica propuso que este año se comenzara hacia finales de este mes con un acto cultural en Ronda.

También expuse el desacuerdo que desde la asociación de Ronda hemos venido manteniendo a que esta triste pero necesaria conmemoración se le llame “desbandá” porque nuestra gente siempre le llamó la “huía” y leí lo publicado en este periódico el 17.01.2015 titulado «memoria/desbandá”, que resumo: Esta palabra “desbandá” me parece horrible aplicada a nuestro drama… El pueblo siempre dijo la ‘huía’ cuando hablábamos del hecho de haber tenido que huir ante la agresión fascista y el terror que infundía. Primero fue la huida de muchos pueblos del campo de Gibraltar, de Cádiz, de Sevilla hacia Ronda. Luego fue la huida de todos ellos, los que pudieron, desde Ronda hacia San Pedro Alcántara y Marbella, luego hasta Málaga, y la huida desde Málaga hacia Almería. Pero no fue una “desbandá”. Fue una huida que el pueblo se vio obligado a hacer para refugiarse en las zonas republicanas. Y esa huida fue ordenada y solidaria, además de hacer resistencia a la agresión. No les resultó fácil al ejército sublevado, a los moros, a los italianos y a los falangistas llegar hasta Ronda, ni tomarla, ni avanzar por los pueblos de la serranía. Mientras parte del pueblo, mujeres, niños y mayores huían hacia la costa, las milicias populares luchaban, perdían-ganaban y recuperaban pueblos y zonas una y otra vez, infligiendo derrotas humillantes a las bien pertrechadas tropas fascistas.

Luego cuando la ayuda de Hitler y Mussolini a los golpistas y el aislamiento-embargo de Francia e Inglaterra a la República hicieron que Franco ganara la guerra, éste y sus generales se dedicaron a matar alevosamente y a emplear palabras despectivas para denigrar a nuestro pueblo. Una de esas palabras era “desbandá”… para sustituir a “huía”. Yo recuerdo haberla oido de pequeño en boca de fascistas o proclives para jactarse y mofarse de los que aterrados habían tenido que huir. Dice nuestro diccionario: DESBANDARSE: Desparramarse, huir en desorden, apartarse de la compañía de otros, desertar, desmandarse. Confusamente y sin orden, en dispersión. HUIR: Alejarse deprisa, por miedo o por otro motivo, de personas, animales o cosas, para evitar un daño, disgusto o molestia.

Está claro que tanto en la realidad como semánticamente lo nuestro fue una “huía” y no una “desbandá” por lo que en Ronda y en Málaga esperamos que… se corrija este mal y despectivo uso de las palabras. Por respeto a nuestras víctimas y al correcto uso del lenguaje…

Y también para hacer limpieza de la suciedad fascista inoculada en nuestras mentes a base de tiros y también de palabras. Para ello nos ayudarán los versos de Marisa Peña: “Mientras me quede voz, hablaré de los muertos, tan quietos, tan callados, tan molestos. Mientras me quede voz hablaré de sus sueños, de todas las traiciones, de todos los silencios, de los huesos sin nombre esperando el regreso, de su entrega absoluta, de su dolor de invierno. Mientras me quede voz no han de callar mis muertos”.


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