Opinión

Memoria/Pablo Iglesias (Francisco Pimentel)

El día 7 vimos en la televisión el debate histórico que le daba la puntilla al artificial bipartidismo impuesto en eso que llamaron la transición y que llevaba camino de eternizarse para desgracia de un país tan plural como siempre ha sido el nuestro.

El día 8 recibo la noticia de la muerte de Julián de Zulueta a los 97 años, la misma edad a la que murió mi padre y también Santiago Carrillo. Parece como si fuera una edad en la que se nos van los mejores después de haber resistido toda la vida los ataques de mediocres revestidos de solemnidad.

El día 9 ha sido el 90 aniversario de la muerte de Pablo Iglesias, el padre del socialismo en España y numerosos socialistas le hicieron un homenaje en el cementerio civil de Madrid.

El día 10 esforzadamente estuve en el homenaje de despedida a Julián de Zulueta. Los medicamentos antigripales me ayudaron a ir y mantenerme porque no podía dejar de ir y despedirme de este socialista auténtico y saludar a la familia, máxime cuando es el único que habiendo sido alcalde de Ronda rindió homenaje a los guerrilleros y víctimas del franquismo en nuestras fosas.

También el día 10 ha sido el día internacional de los Derechos Humanos y Ascensión Mendieta de 88 años ha celebrado que un juez ha decretado la exhumación de su abuelo. Son cuatro días en los que hechos y vidas extraordinarias nos recuerdan e indican cual es la trayectoria que todos debemos seguir para que nuestra sociedad sea verdadera, justa y reparadora preservando los derechos y avances científicos que nos hacen verdaderamente humanos.

Memoria histórica es también recordar que Julián de Zulueta fue el alcalde que Ronda necesitaba, conocedor y amante de su historia, sus calles, sus casas, sus monumentos y su entorno que conocía y defendió su maravillosa ecología. Pero también un gran científico de la medicina tropical y contra las epidemias, que le llevó a vivir en Ginebra, Copenhague, Líbano, Jordania, Siria, Irak, Chipre, Borneo, Uganda, Pakistán, Afganistán, y dominar muchos idiomas, algunos como el malayo y el suajili.

Una hermana de su madre estuvo casada con Julián Besteiro uno de los herederos políticos de Pablo Iglesias líder del movimiento obrero español, fundador del Partido Socialista Obrero Español en 1879 y de la Unión General de Trabajadores en 1888.

Pablo Iglesias nació el 18-10-1850 y murió el 09-12-1925. A los nueve años después de la muerte de su padre se traslada a vivir a Madrid con su madre y su hermano haciendo el viaje a pie. La madre tiene que pedir limosna e ingresa a los hijos en el hospicio. Allí el joven Iglesias acaba los estudios primarios y elige el oficio de tipógrafo. Cuando tiene doce años huye del hospicio para trabajar y ayudar a su madre. Trabaja en varias imprentas que le echarán por sumarse a una huelga y sufre el paro, la miseria y la desgracia de que su hermano muere de tuberculosis. Asiste a clases nocturnas y aprende francés, que le sirve para leer obras de política y para realizar traducciones de los socialistas franceses.

Preparará clandestinamente la creación del segundo partido obrero del mundo. El 22 de mayo de 1879 veinticinco personas fundan el Partido Socialista Obrero Español. En repetidas ocasiones irá a la cárcel por su activismo político. La primera por una huelga en 1882 y la última cuando tiene sesenta años.

En 1890 cuando se celebra en Madrid por primera vez la jornada de lucha del 1º de Mayo encabeza una impresionante manifestación y es el encargado de entregar al Gobierno las reclamaciones de las reformas legislativas, entre ellas la jornada laboral a ocho horas. En 1905 fue elegido por primera vez concejal del Ayuntamiento de Madrid y en las elecciones de junio de 1910, fue elegido el primer diputado socialista que entra en el Parlamento español.

Pocos líderes han merecido tanta atención siendo objeto de vehementes defensas y furibundos ataques. De cualquier forma, su coherencia ética, su llamada a la regeneración y a la esperanza constituyen los rasgos fundamentales de su trayectoria vital. Ahora de nuevo la ética de Pablo Iglesias, la necesidad de regeneración política y la esperanza de recuperar los derechos sociales perdidos nos sitúa ante la necesidad de hacer un gran esfuerzo físico e intelectual como nuestros antepasados en 1910, 1931 ó 1936 para superar la desastrosa situación que vivimos porque ahora sí podemos.


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