Opinión

Tomo Nota (Manuel García)

Todos trabajamos y nos movemos por la necesidad de saciar el apetito, aunque no solo de pan vive el hombre como dice el refrán, sí prima algo que sirve para casi todo, es el dinero. Trabajar por necesidad es una doctrina muy válida para definir el sentido que le damos a nuestra vida diaria, hacer cosas para cubrir necesidades y por supuesto vivir en paz, en un mundo en el que las conciencias son reguladas por las necesidades. Tener trabajo es un patrimonio que hay que cuidar y como no todos lo tienen igual de seguro, el cuidado es también distinto. Ser político es una cobertura que tienen los que la ejercen que no tenemos los demás, su puesto no peligra hasta nuevas elecciones y seguro como entre ellos se amparan y mantienen, ni siquiera así tampoco peligra, porque es su feudo y dominio donde ejercen sus derechos de clase aristocrática. Su Statu quo le facilita el ejercicio de la autocracia amparados en las leyes que ellos mismos o sus precedentes han elaborado y promulgado con un claro abuso del derecho. El abuso del derecho es la situación que se produce cuando el titular de un derecho subjetivo actúa de modo tal que su conducta de acuerdo a la ley, significa un ejercicio contrario a la buena fe y causa daños a terceros, eso sí, el atropello, siempre se atenúa diciendo que esa no ha sido nuestra intención.

El ya he tomado nota, es la respuesta corriente de políticos con cargo y competencias en algún tema a sufridos interesados por los cuales el facultado no tiene interés alguno. Lope de Vega, clava el desprecio que siente por la llamada de Dios y en este soneto lo hace fácil a la inteligencia de cualquier lector.
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta, cubierto de rocío, pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí!
¡Qué extraño desvarío, si de mi ingratitud el hielo frío secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel
me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana, verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana, «Mañana le abriremos», respondía, para lo mismo responder mañana!
La existencia de esta desidia continuada corrobora lo difícil que es luchar contra los muchos autócratas que gobiernan con conciencia laxa que tienen su delegación como predio y dominio donde ejercen sus potestades a su criterio y conveniencia preocupados más de la foto que de la gente. Perversión no solo es llevarse la pasta, hay un gemelo tan grave manque sutil consistente en no actuar con la debida diligencia en asuntos que debiera. ¿Tan difícil es dar una respuesta o pronunciarse en algún sentido a las demandas continuadas de los guías de Turismo?


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