Opinión

Educación y empleo (Manuel García)

Por razones de familia, he tenido noticias del argumento de una Tesis sobre la sociología del trabajo, en ella se barajan muchos conceptos, como la desigualdad social, de género, la educación en una desectructura familiar, barreras de la educación, relaciones sociales, etc. Por todos los caminos, se llega siempre a lo mismo, a la importancia de las familias en la formación de los sujetos, a la importancia que tiene la educación que recibimos en lo que seremos el resto de nuestra vida, dicho en lenguaje coloquial, la importancia que tiene lo que se mama.

A veces el problema vital es que nacemos de unos padres que normalmente creen y nos hacen creer que somos extraordinarios, especiales por el simple hecho de existir; pasamos los primeros tiempos de nuestra vida en un contexto en el que no hay que merecer para obtener, en el que para tener solo hay que pedir. Este es un escenario donde hay en muchas ocasiones una percepción errónea de muchos estímulos, dependiendo de la familia, haciéndonos creer que valemos más de lo que valemos en realidad, formándonos con ello una coraza difícil de diluir y habrá que operar replanteos y reorientarnos en el rumbo. En definitiva hay que ir bajando el listón de la altura a la que nos lo han colocado, y nadie se escapa del proceso, de la metamorfosis que media entre comerse el mundo y ser comido por él.

En el tema de la educación y el contexto, principalmente el referido a la familia, hay que tener en cuenta un axioma irrebatible que constituye una regla general del pensamiento lógico y es que una persona, unos padres, no pueden dar a sus hijos una educación que ellos no tienen. Implica claramente que cuando hay problemas de desestructuras en la familia por deficiencias se transmiten ineludiblemente, afortunadamente y a la inversa, en el caso de la existencia de valores especiales y capacidades derivadas se transmiten en la crianza, enseñanza y doctrina que se da a los hijos.

De lo virtual a lo real hay una diferencia de tipo existencial y lógicamente hay diferencias importantes entre el objeto o sujeto que hemos creado en nuestra mente y el que realmente resulta. Esto también ocurre a nivel de expectativas de nuestra vida, hacemos un programa de una carrera por ejemplo que aún no hemos estudiado y la vestimenta que le colocamos en la inmensa mayoría de las veces es mucho mejor que el traje que después nos toca llevar.

El trabajo especialmente dice mucho, muchísimo, diría yo de la persona, es lo que la identificará especialmente durante su vida y de hecho cuando queremos identificar una cara que nos suena de alguien preguntamos siempre ¿dónde trabaja?, que es seguramente donde la hemos visto. El trabajo es lo que hace más a las personas porque absorbe la mayor parte del tiempo que estamos despiertos porque por lo general nos levantamos para trabajos y nos acostamos poco después de terminar el trabajo y para colmo se traen a casa las incidencias del día de trabajo. En el lugar de trabajo se fragua en la persona una manera de ver la vida y las cosas, el trabajo y su entorno dan perspectiva a la manera de ver las cosas. Como resultado nuestro conocimiento está impregnado de ideología que inevitablemente va a condicionar nuestra interpretación de la realidad.

Con mucha probabilidad nuestro futuro estará si no vinculado, sí claramente influido por lo que hayan sido nuestros padres que por necesidad nos han impregnado de su trabajo y así la estirpe familiar será de médicos, de agricultores, de aviadores, deportistas etc. En el mundo del derecho penal se recurre con frecuencia a la eximencia de los inculpados cuando presentan como pruebas exculpatorias los malos tratos tenidos durante su infancia, o sea la mala vida vivida en su familia.


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