Opinión

Zetapé (Pedro Enrique Santos Buendía)

Palabra de nuevo cuño y vacía por completo de contenido que se ha puesto de moda en los últimos tiempos. Todavía no la recogen los diccionarios y ojalá no lo hagan.

Se ha empleado como apodo o alias de un impresentable personaje, caracterizado por sus cejas de payaso, que la usó como slogan electoral por quedar recogida en ella todo su pensamiento. Este ser, (vivo aunque dudo que humano, siguiendo la doctrina de alguna de las mejores “miembras” de su gobierno), fue elegido por su partido como cabeza de turco a estrellar en unas elecciones que sabían perdidas de antemano. De este modo los poderosos “barones” quedaban en la reserva para la siguiente ocasión, quizás más propicia.

No obstante, alguna mente diabólica de la trastienda del poder — con unas ideas muy parecidas a las de quien el trece de marzo de dos mil cuatro soltó, con calculada maldad: Los españoles se merecen un gobierno que no les mienta, un gobierno que les diga siempre la verdad– organizó un muy cruel golpe de estado que hasta ahora permanece sin aclarar, gracias a Alá y a muchas complicidades en tantos…

Mientras escribía lo anterior, me quedé dormido y empecé a soñar que era un prestigioso periodista de investigación que intentaba aclarar lo que sucedió aquel 11-M haciendo muchas entrevistas. Recuerdo someramente parte de alguna de ellas:
En una sala oscura con grabadoras, monitores, auriculares y micrófonos, preguntaba: Sr Rubalcaba, ¿organizó Vd el 11-M? No. Sr Rubalcaba, ¿montó Vd la campaña mediática de las vísperas electorales? No. Sr Rubalcaba, ¿alentó las algaradas frente a las sedes de su oponente? No. Según se dice, no se conoce que jamás haya salido una verdad por la boca de este Sr.

Rodeado de periódicos deportivos en una salita abierta a un coqueto jardín, con cómodas tumbonas, inquiría: Sr Rajoy, ¿sabe si colaboradores suyos participaron en ese golpe? Fíjeche, yo también me habría preguntado eso. Sr Rajoy, ¿el gobierno en funciones tras las elecciones actuó con diligencia en el tema? Ciertamente chería interesante conocerlo. Sr Rajoy, ¿en su viaje a México recibió una propuesta que no pudo rechazar? Si no fueche que no, casi le habría podido contestar que sí. Según se dice, cuando este Sr va a dar un paso, nunca se sabe si será adelante o atrás hasta que ya lo ha dado.

Bajo unas lonas y semienterrado dentro de un tupido bosque, quedamente consultaba: Ternera, ¿puso la mano de obra en los trenes? Estamos muy infiltrados, pues. ¡Pusimos o pusieron ellos!. Ternera, ¿conseguirán sus fines? ¡Conseguimos ya!.  Ternera, ¿tiene pruebas sobre altos colaboradores? ¡Cantidad joder!. Según se dice, mantienen conversaciones casi a diario, pero por Internet, por lo que Interior desconoce su paradero.

En un centro comercial, con peluca y bigote postizos, demandaba: Sr policía, ¿hay pruebas contundentes? Sí, pero … Sr policía, ¿ jefes suyos colocaron falsas pruebas? Sí, pero … Sr policía, ¿ puede dormir con sosiego? Desde aquel día no, pero … Según se dice, muchos buenos policías, (honrados, formales, amantes de su profesión), que investigaron seriamente quieren contar la verdad, pero tienen miedo a perder el puesto, o algo más; y … . Me desperté entonces. Con un gran desasosiego. El mismo que me corroe desde que tantos inocentes perdieron la vida o quedaron gravemente destrozados por la mayor tropelía política que yo haya conocido en España hasta el momento.

Estamos peor que nunca, y creo que nos lo merecemos. Por nuestro silencio cómplice, por nuestros votos regalados, por agachar la cabeza, por no querer ver lo evidente, por contentarnos con una verdad oficial y judicial que no engañaría a un niño de párvulo a quien se la contaran.

Mientras no se investigue seriamente ese Golpe de Estado, con todas las consecuencias y sin miedo al horror, y se juzgue a sus organizadores, no levantaremos cabeza. Seguiremos con la tontuna del Talante sin descubrir al “cara”:

¡epa!, teZ.


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