Opinión

Milagros que lluevan (Ángel Azabal)

En esta provincia alemana que se llama España fue Mariano Sanrajoy el ganador de las elecciones. No lo tuvo fácil, pero ahí está el tío, recién levantado de siesta, fumándose un puro de dos cuartas y anotando a los que más corren a darle coba. Fin del paro. Multiplicación del pan y los peces. Granizada de euros. Sanrajoy, ya digo.

En el PSOE nunca hemos querido reconocer la influencia del 11-M en los resultados de las elecciones generales de 2004. Tema tabú sobre el que se pasaba de puntillas, como si la simple mención desvirtuara la victoria de ZP. Sin embargo, existe una relación directa —directísima— entre el primer triunfo de Zapatero y los atentados provocados por el islamismo radical. ¿Hubiéramos obtenido los mismos votos de haberse celebrado aquellas elecciones sin la presión psicológica que suponían casi doscientos ciudadanos asesinados? Pues no.

O sea, Mariano, que lo mismo que nosotros silenciamos los efectos del 11-M en las elecciones de 2004, usted puede acabar creyéndose que la crisis de marras no influyó en el cosechón de votos del domingo. Mal empezaríamos… En fin, que da igual: ahora al que se le van a pedir milagros es a vuecencia y a los suyos. Y ojalá los hagan.

En Ronda la cosa fue como era de esperar. Las municipales ya anunciaban el cansancio de un electorado socialista harto de cantamañanas y mediosdías y, sobre todo, ahíto de ver cómo se promocionaba en la calle Chica a personajes que tienen de socialistas lo mismo que el chapiri de Millán Astray… Pasó lo que pasó, siguió lo que sabemos, gestora por medio, y acabamos con 9.185 votantes peperos y 6.388 para el PSOE. Tal vez el socialismo rondeño deba analizar ciertos modos de nuestra historia más reciente, volver a la necesaria unidad, recuperar la moderación del discurso socialdemócrata, y dejarse de inventos personalistas y rotondas a medias. Pero antes que nada, lo que más necesario se hace es que volvamos a predicar con ejemplo y más austeridad.

Dicho esto, ¿en qué situación nos encontramos? ¿No bastan los más de 5.000 vecinos parados para que los partidos —todos— se planteen estrategias conjuntas? ¿No bastan los miles de millones que debemos para sentarse y buscar soluciones o, cuando menos, paliativos financieros?  Si eso no basta, nos quedaremos en nada. Y en la nada estamos. La alcaldesa debería hacer valer los muchos votos cosechados ante los mascas de Madrid. Maripaz, además de buenas intenciones, está obligada a esgrimir su triunfo donde proceda, como único modo de atraer el parné que necesitamos para salir del ruinazo. Si calla ante Arenas en aras de esa cursilería que algunos llaman “carrera política” estará haciendo un flaco favor a la ciudad y sembrando unos lodos que ya sabemos lo que dan de sí: cinco mil y pico parados y el Polígono en llamas.

En términos políticos, Ronda tiene menos poder que en cualquiera otra etapa de su historia. Sin irnos a Fernando de los Ríos ni a Ríos Rosas, basta mirar diez o doce años atrás, cuando tuvimos dos diputadas nacionales —que antes fueron parlamentarias autonómicas—, Ana Fuentes y Begoña Chacón. Estaba Juan Fraile de presi en la Diputación y de vice en Unicaja, por no hablar de su mando en la Costa del Sol o su sitial de europarlamentario, amén de secretario general de los socialistas malagueños. También Juan Harillo desempeñó importantes responsabilidades, cuando aquello del pacto coherente entre el PSOE y el andalucismo, recuerda. Y sin olvidar que Fernando Centeno era jefe de la Cultura en Málaga. Bien, pues ni así fuimos capaces de sacarle a Sevilla la carretera de San Pedro…  

Entonces, ¿qué será de nosotros ahora que tenemos la Nada por bandera? Únicamente nos quedan Isa Aguilera de directora general en la Consejería de Agricultura, Jesús Vázquez en Diputación, y Rubén Morales y Alberto Orozco en la ejecutiva provincial socialista. Eso es todo. ¿Peco de exceso o tiendo al drama si digo que ahora pintamos menos que nunca? Ustedes mismos. A ver si esto sirve para reflexionar sobre la trascendencia que tiene el pago de la deuda histórica que Sevilla, Madrid y Málaga mantienen con los desempleados de Ronda, las empresas quebradas del Polígono, los comercios closed de la calle de la Bola, los autónomos que no llegan, que no llegan… y milagros que lluevan.


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