Opinión

De comparaciones odiosas (Ángel Azabal)

Lo que sigue tal vez le importe a usted tanto como le viene importando a nuestros barandas desde siempre todo aquello que no sea cohetería, balumbas y fanfarrias, o sea lo mismito que se preocupan por el pegujal de Acinipo, lo mismo que pasan del casco histórico, o la desidia que ponen ante el estado deplorable del Arco del Cristo o del Palacio del Rey Moro, o sea, nada. O casi. De modo que si es de los que cree que una ciudad puede encarar su futuro sin la basa de la Cultura, lo mejor será que pase de moi y dedique su tiempo a otros menesteres. A seguir el culebrón del Eroski o las quimeras de eso que llaman Albercón, por ejemplo.

Mi buena amiga M. J. de Aizpuru, melómana cabal donde las haya, me hace llegar el programa del XV Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza, a celebrar entre los días 25 de noviembre y 11 de diciembre, dicho sea y escrito quede por si alguna alma pura decidiera dejarse caer por allá para deleitarse con alguno de los veintisiete conciertos. Veintisiete. Y ya van por la edición décimoquinta. Joder con los Cerros.

Agradecido, echo una rápida ojeada y me fijo en la maquetación y presentación de un cuidadísimo programa que dice mucho —y bueno— de cómo se toman la cosa de la Cultura. Se percibe de lejos que van en serio y que los barandas de Úbeda y Baeza —al alimón— entienden que este tipo de acontecimientos culturales son la clave del desarrollo de una  comarca que empieza a ser tan conocida por la música clásica como por la calidad de sus aceites.

Después, ya en casa, vuelvo la vista a los detalles y me embarga una envidia, que reconozco insana, propiciadora de la siempre odiosa comparación. Y no es que nosotros no tengamos actos de verdadera enjundia, que los tenemos, y algunos de buen nivel, como el último homenaje al profesor don Ramón Corrales; lo que sucede es que se hace en falta una visión global, al tiempo que carecemos de la imaginación que nos permita soñar con los pies en el suelo. No acabamos de asimilar que turismo, cultura y economía van de la mano. En fin.

Para que el lector se haga una idea del nivel que tiene el festival baezano-ubetense, bastará fijarse en las instituciones que lo patrocinan: Consejería de Cultura, Diputación de Jaén, los dos ayuntamientos, la Universidad Internacional de Andalucía y la de Jaén, UNED, Ministerio de Cultura, el Centro Nacional de Difusión Musical, Obispado y Cabildo de la Catedral de Jaén, Radio Clásica de RNE, el REMA europeo, y Canal Sur Radio y Televisión. Me imagino la inmensa trabajera que supondrá convencer y coordinar al personal que suelta la mosca en uno de los festivales de música antigua más importantes del mundo. Pero es que los paisanos de por allí llevan tomándose en serio esto de la Cultura desde hace tanto y con tal ahínco que no es raro que participen los de Al Ayre Español o Fahmi Alqhai con su viola de gamba. Y nosotros, ya ve usted, compay, que seguimos liados con el maldito Centro del Mueble, prisioneros del (presunto) Observatorio Astronómico… O con el dale que dale de maese Fustegueras.

Haré memoria. Así por el 94 residía entre nosotros don Rafael Puyana, clavicembalista bogotano de renombre universal. Don Rafael, además de músico vinculado a Menuhin, Segovia, Mompou, Stokowski y Oistrakh (tírese de Google o Amazon), por mentar los de más fama, es también uno de los más destacados coleccionistas de instrumentos musicales de época. Cualquier ciudad hubiera hecho lo imposible para que depositara en ella la colección y su inmenso bagaje cultural. No nosotros, desde luego, que nos lo dejamos ir —desatentos— y hasta le hicimos algún que otro feo. Me consta por boca de dos buenos amigos que lo trataron, que Puyana, enamorado de Ronda, ofreció tan rico legado al ayuntamiento… a cambio, sólo, de un local digno donde exponer los instrumentos, todos de valor incalculable. Pero no hubo modo. Y don Rafael, harto de esperar, se largó del Llano de la Cruz. ¿Imaginan ustedes lo que podríamos haber hecho de seguir entre nosotros alguien que llama a García Márquez o al masca de los Kennedy y se le ponen al teléfono? ¿Imaginan lo que habría supuesto para la ciudad que el mismo que grabó las 33 Sonatas de D. Scarlatti para la BBC se hubiera hecho rondeño? ¿No? Pues Úbeda, sí. Baeza, también.

Mientras Puyana se iba camino de París, harto de bregar con inútiles y algún que otro dómine, nuestros mascas seguían jugando al Monopoly en plan Pocero. O dando hilo a proyectos que no rinden ni la milésima parte de lo que rendiría la exposición permanente de los instrumentos musicales del músico colombiano, a un tiro de piedra de la Costa del Sol.

Y el paro subiendo. Y el Polígono a punto de reventar. Y qué sé yo qué más. Lo que está claro es que los pueblos sabios apuestan por proyectos de futuro que generen empleo y fama. ¿Y así queremos que nos den el pin de P. de la Humanidad? Lo que yo me sé, eso nos van a dar.


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