Opinión

La sombra del Eroski es alargada (Antonio Sánchez Martín)

Tanto, que hunde sus raíces hasta 1999, fecha en la que el grupo vasco presentó en el Ayuntamiento de Ronda el primer convenio para su instalación en nuestra ciudad. Estaba por entonces Juan Fraile de alcalde y el PSOE aún contaba con mayoría absoluta en el consistorio. Se aprobó con toda urgencia en la última sesión plenaria que celebró aquella corporación, apenas un mes antes de que el GIL ganara las elecciones municipales de mayo de aquel mismo año.

Se aprobó, -como digo-, en el último momento. Concretamente, en el punto trece (-oh, casualidad-) de los asuntos urgentes de aquel pleno. Sólo votaron a favor los once concejales socialistas. El resto, Partido Popular, Andalucista e IU se opusieron; Marín Lara entre ellos. En el convenio presentado, el grupo vasco afirmaba ser titular de unas parcelas rústicas ubicadas en el Olivar de las Monjas, donde pretendía edificar el centro comercial. Meses más tarde, -ya con el pacto Anti GIL en el gobierno municipal-, el asunto volvió al Pleno para recalificar las fincas a suelo industrial.

Para entonces, yo ya era concejal del ayuntamiento y conocí el asunto de primera mano; al menos todo lo que había sobre aquel tema en la Delegación de Obras. En el Orden del Día de aquella sesión figuraba la recalificación de las parcelas sin mencionar para nada a la firma Eroski. Solicité el expediente y el Jefe de Obras me señaló un grupo de carpetas apiladas en una estantería de su despacho, entre las que se encontraba el convenio aprobado, donde se apreciaba claramente la precipitación con que se tramitó todo.

Dos de las fincas las había comprado la empresa constructora Ruiz Jurado a comienzos de marzo de 1999, y pocos días más tarde se vendieron al grupo vasco, junto a otra finca contigua, mediante un documento que se firmó a finales de aquel mismo mes en la localidad valenciana de Quart de Poblet, actuando José M. Yubero Casanova como representante de la empresa; el mismo que diez años más tarde volvería por Ronda para dar junto al Toti una ambigua rueda de prensa donde daba a entender la intención del grupo Eroski de instalarse en nuestra ciudad.

Ahora, según publica la prensa, entre los detenidos por la Fiscalía Anticorrupción figura un sujeto con las mismas iniciales (J.M.Y.C), detenido en Valencia (por lo que posiblemente se trate de la misma persona), del que la firma vasca parece querer desvincularse, al afirmar que ninguno de sus ejecutivos ha sido detenido por este asunto.

En un párrafo del documento se afirmaba que “en virtud del Plan Gral. de Ordenación Urbana de Ronda, esas fincas (entonces de naturaleza rústica) adquirirían la calificación de suelo industrial”. Pregunté sobre ello a Juan Fraile en el debate de aquel pleno, y me contestó airadamente que el PGOU era un documento público de general conocimiento, y que si tenía alguna sospecha lo denunciara en el juzgado. Volví a insistir… “pero sigo sin comprender, Sr. Fraile, cómo un particular compra y vende unas fincas en menos de un mes, y encima le asegura al comprador que serán recalificadas casi de inmediato, porque aunque lo ampare el plan urbanístico de la localidad, esa decisión necesita la aprobación de un acuerdo plenario, algo que nadie puede garantizar ni tampoco asegurar cuándo se va a producir”.

En el documento había también una cláusula por la que la empresa Ruiz Jurado sería la encargada de la construcción del edificio, y otra por la que se indemnizaría al grupo vasco con “una parcela de tres mil metros cuadrados, con salida directa a la carretera de circunvalación, si el centro comercial no llegaba a edificarse. La moción de censura que Marín Lara presentó contra Isa Aguilera provocó la paralización de este “primer intento de instalación del Eroski” y que el proyecto quedara afectado por la nueva normativa andaluza que regula la instalación de grandes superficies.

Como vemos, hasta la llegada de Marín Lara a la alcaldía, el principal valedor para la instalación del Eroski en nuestra ciudad era Juan Fraile, que hasta tuvo enfrentamientos por este tema con el entonces Delegado de Obras, José Herrera. La razón por la que Marín Lara acabó sumándose al proyecto, (inicialmente era contrario a su instalación porque decía que iba a perjudicar a los comerciantes de nuestra ciudad), es algo que posiblemente aclarare la intervención judicial, pues no sólo es inexplicable su cambio de opinión en el tema, sino que su participación ha sido decisiva para permitir el derribo del antiguo campo de fútbol, la retirada de tierra del mismo y para promover desde la alcaldía todas las actuaciones urbanísticas necesarias hasta obtener los permisos para su instalación.

De todo ello se deduce una importante conclusión, y es que Eroski nunca demostró un excesivo interés por venir a Ronda, sino que los constructores fueron en su busca para ofrecerle la posibilidad de instalarse en nuestra ciudad. Es decir, que la decisión de la firma vasca de abrir un centro comercial en Ronda puede que no responda a un estudio de mercado que asegure la viabilidad del proyecto, y menos aún en tiempos de crisis; sino más bien al interés de la empresa constructora para que la marca Eroski revalorice el precio de los locales del futuro centro comercial.

Tampoco se comprende muy bien que la Corporación Mondragón, -grupo al que pertenece la cadena de hipermercados Eroski-, quiera invertir en Ronda, cuando se ha visto obligada en los últimos años a reducir casi en un treinta por ciento su plantilla, ha cerrado algunos de sus principales centros comerciales, vendido todos los hipermercados de Madrid y las plataformas logísticas de distribución que tenía en Málaga y Zaragoza, y tiene que amortizar 1700 millones de euros en créditos bancarios a principios del 2014. Además, la cadena vasca no suele ser propietaria de los edificios donde ubica sus hipermercados, sino que los explota mediante contratos de alquiler a largo plano.

Si a Eroski se lo ponen fácil y le ofrecen un contrato ventajoso, puede que acabe instalando una gran superficie en nuestra localidad. La principal interesada sería la propia empresa constructora que revalorizaría el precio de los locales comerciales gracias a la presencia de la firma vasca. El riesgo para los empresarios y comerciantes que decidan instalarse en el centro comercial es que si no hay un estudio de mercado que garantice su éxito, el proyecto puede fracasar y llevar a la ruina a los inversores que adquieran los locales. Ese “estudio” es algo que deberían exigir los inversores antes de comprometerse con un proyecto preñado de intereses urbanísticos, económicos y posiblemente especulativos; tan sospechoso que hasta ha motivado la intervención de la Fiscalía Anticorrupción.  


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