Opinión

Toti: Game Over (Antonio Sánchez Martín)

Como si se tratara de una profecía de Nostradamus, en mayo de 2010 escribí un artículo titulado “Por quien doblan las campanas”, donde decía que “como en el film de Hemingway, a nuestro héroe le había llegado su hora (…) Indudablemente las campanas tocan a muerto. Su tañido cada vez se oye más cercano. Insistentes, pertinaces, ya es un repique constante que redobla por ellos y por ellas. Sí, porque la muerte política viene a Ronda en busca de sus víctimas y en ese velatorio habrá más de un cuerpo presente, y un terremoto sacudirá la ciudad cuando se conozcan sus nombres”.

Lo dije así, porque el dossier que ha motivado la intervención de la Fiscalía Anticorrupción llevaba ya más de dos años en el juzgado y los rumores sobre su contenido circulaban de boca en boca entre los profesionales de la prensa y los que nos dedicamos a esto de la opinión política. Y puede que éste no sea el último escándalo que nos sacuda…

Ahora sabemos, de forma oficial, que las campanas doblaban por Marín Lara, por Paco Cañestro, y por los trásfugas que manejaron el cotarro urbanístico durante los últimos años en el Ayuntamiento de Ronda. Habrá que esperar a que la justicia termine su trabajo para saber hasta dónde y hasta quién alcanzan los delitos, -si es que los hay-, pero a la gente de a pié eso ya le importa poco, por no decir que le trae al fresco, porque una vez más la justicia llega tarde.

Y digo que la justicia llega tarde porque en un pueblo de treinta y cinco mil almas se sabe todo o casi todo, y el pueblo sabía que no eran normales las ansias de poder de Marín Lara, ni sus ímprobos esfuerzos por mantenerse en la alcaldía… y ese mismo pueblo ya le juzgo en las pasadas elecciones del 22 de mayo declarándole culpable y quitándole el poder.

Ya se lo advirtió también Román Orozco en aquel memorable artículo del diario El País titulado “El Camaleón de Ronda”, cuando Marín y los suyos protagonizaron el mayor escándalo de transfuguismo de la historia democrática española. “Esperemos que el potente Ferrari con el que Marín Lara pretende llevar a Ronda a la modernidad no acabe derrapando y arrumbado en la cuneta”, -dijo entonces-, y hoy sabemos que sus temores no eran infundados.

¿Por qué ha tardado tanto la justicia en actuar?, se preguntará el lector. Vaya usted a saber. Suele decirse que la justicia es ciega e imparcial, aunque yo tengo que confesar que a veces lo dudo. Tal vez todo haya sido fruto de la casualidad, o tal vez en anticorrupción estaban esperando una orden para actuar.

Sea como fuere, a mi el caso me recuerda a ese juego infantil donde suena la música mientras los niños bailan alrededor de unas sillas, -menos sillas que niños-, y cada vez que se para la música se van eliminando los concursantes que se quedan de pie y sin silla.

Cada vez menos sillas, cada vez más difícil. Lo mismo que temen los altos cargos socialistas que saben que en las próximas elecciones del 20-N habrá menos sillas que nunca para que sus señorías aposenten sus excelentísimos culos y mantengan las prebendas del poder, el sueldo y los honores que conlleva el cargo público. Marín Lara se ha quedado sin silla y ahora es uno menos a colocar en las listas del PSOE.

Lo peor que le pudo pasar a Marín Lara fue perder las elecciones, porque con su derrota perdió también el respeto, -mitad temor-, que se le tenía. Y no hablo del ciudadano de la calle, que ya le juzgó antes incluso de que lo hiciera la justicia, sino del temor que infundía su figura en el seno del propio partido socialista. Poco antes de las pasadas municipales, ilustres militantes de Ronda fueron a Málaga para alertar a la ejecutiva provincial de sus trapicheos, y a decirles que si querían papeles, papeles había; y que si querían nombres, también se los podían dar.

Ni Miguel Ángel Heredia ni Francisco Conejo, los principales valedores de la operación de transfuguismo que permitió al PSOE recuperar el poder en el Ayuntamiento de Ronda, quisieron oír ni saber nada hasta ver el resultado electoral, no fuera a ser que al final Marín Lara conservara la alcaldía y eso les justificara a todos ante las altas esferas del partido.

Ahora, la deshonra política de Marín Lara, -si se confirman los hechos-, arrastrará a sus propios compañeros y probablemente a la cúpula provincial de los socialistas. Ya veremos qué dice el comité electoral del PSOE sobre las listas malagueñas, donde por supuesto no figurará ninguno de los implicados, pero tampoco muchos de los dirigentes provinciales que lo pretenden; o al menos no irán en los puestos de salida, lo que supone que más de uno se quedará sin silla cuando pare la música y se recuenten los votos.

También, desde estas mismas líneas sostuve, en artículos anteriores, que los mil y pico de puestos de trabajo del Eroski eran una excusa para edificar un centro comercial al que se le auguraban muy pocas posibilidades de futuro, -y menos en tiempos de crisis-, para vender luego los locales comerciales a precio de oro (Eroski ¿A quién pretenden engañar? Junio, 2010) . Mera especulación sobre unos terrenos que la promotora adquirió a precio de saldo y luego se recalificaron.

Desgraciadamente, la actuación de la Fiscalía Anticorrupción ha dañado la imagen de Ronda que, salvo por la Goyesca, últimamente sólo aparece en los medios de comunicación por culpa de inundaciones, asesinatos de violencia de género, o por el mayor caso de transfuguismo de la democracia española; pero al menos, -y aunque todavía tengamos que esperar a la sentencia-, ha servido para levantar el ánimo de los ciudadanos, que ven como la mano de la justicia es larga y acaba alcanzando incluso a quienes amparados en el cargo se creen invulnerables.  


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