Opinión

La prima hostil (Pepe Becerra)

Esta parienta no nos resultaba particularmente conocida. La prima, más conocida por el sobrenombre de `riesgo´, no nos inquietó ni poco ni mucho en los tiempos de bonanza económica. Oveja negra de la familia hacendística a la mayor parte de los españolitos de a pie nos traía sin cuidado su existencia. Pero ahí estaba, expectante, dispuesta a saltar sobre nosotros, como lo hacen los deudos pobres, para chupar como coleópteros nuestra hacienda al menor descuido. Ahora tenemos muy buena constancia de ellas. Los 400 puntos con los que coquetea – a más puntos mayor número de desempleados y menos presupuesto para atender las exigencias sociales – está poniendo al Gobierno sobre las cuerdas. Los mercados internacionales dudan de nuestra capacidad para hacer frente a las deudas y la malhadada prima campa a sus anchas para amargarnos el verano. En contra de la costumbre adoptada hasta ahora, Zapatero y su adlátere Salgado reconocen que ahora sí, la situación sin ser “gravísima” – lo que nos lleva a pensar que cuando menos es grave – empieza a ser preocupante.

Que las cosas van mal lo vemos en los contactos que el todavía presidente ha mantenido con el jefe de la oposición. Por una vez, y sin que tal vez sirva de precedente, Rajoy, ha admitido que aquél no miente en la exposición de la coyuntura. El aspirante a dirigir nuestros destinos admitió que las esperanzas puestas en el hecho de que el anuncio de las elecciones anticipadas tranquilizaría la voracidad de los mercados acabaron en un fiasco y ahora se pide un adelanto del adelanto. Es la esperanza a la que nos aferramos. Sin tenerlas todas consigo: del más que probable nuevo inquilino de la Moncloa, nos consta que carece del don de mudarlo todo por arte de birlibirloque.

Que la Divinidad ilumine a nuestros políticos, que buena falte les hace, para soslayar este impasse de la prima hostil.


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