Opinión

La lluvia pudo esperar (Nacho Garay)

Lamentablemente la que se preveía como una de las Semanas Santas más deslumbrantes de los últimos años se ha convertido, por mor de las inclemencias del tiempo, en una que se recordará en los anales por la ausencia en la calle del mayor número de Hermandades que se recuerda en los últimos tiempos.

Eso no desmerece en absoluto el trabajo íntegro, honesto y excepcional que todas las Cofradías rondeñas han realizado a lo largo de este año, que por la especial situación económica ha obligado a los cofrades a volcarse en sus obras de caridad en la que han realizado un trabajo sensacional que muchas veces pasa desapercibido para la mayoría de nosotros.

Cuando la procesión de “La Pollinica” se puso en marcha. Todas las Hermandades rondeñas ya habían cumplido con creces su compromiso de ayuda a los rondeños menos favorecidos, lo habían hecho,  en otro orden de cosas, promocionando de manera extraordinaria nuestra Semana Mayor, ese reconocimiento de Interés Turístico Nacional debe ser otorgado cuanto antes mejor para que se haga justicia, y lo han hecho, encajando con una resignación admirable los duros momentos que significan para todas y cada una de las Hermandades tomar la decisión de suspender su desfile procesional.

En todo caso la valoración debe ser optimista, pese a las inclemencias del tiempo,  pero cuando uno escucha que “el agua siempre es buena”, no puede más que acordarse de esos hermanos/as que lloraban por no poder acompañar a sus titulares en la calle, o en los muchos negocios que han visto rotas sus expectativas por una lluvia que pudo esperar.


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