Opinión

LFP (Jose Cabello)

El fútbol español ha estado esta semana en boca de todos, y para mal. No hablo del partido del otro día en Lituania, que además de ser fuera la roja ganó en un campo tercermundista (no voy a decir campo de patatas ni patatal ¡qué poco originales han estado los cronistas deportivos estos días!) hablo del esperpento con la ¡no huelga! de los clubes españoles.

Dice el presidente de la liga de fútbol profesional que es necesario parar el fútbol una jornada porque en ningún país de nuestro entorno existe el partido semanal en abierto, lo que calla es que el reparto de los ingresos por conceptos audiovisuales en esos países no se hace como en España, siendo el único país que tiene un reparto tan desigual entre clubes. Lo que viene siendo, entre nosotros, coger siempre el embudo por el lado más ancho.

La liga española puede que sea de las mejores del mundo según sus dirigentes, pero según las empresas de apuestas es la penúltima en atractivo para sus apostantes, sólo  superada en este triste ranking por la muy competitiva liga escocesa. Dicen que tenemos a los mejores jugadores y puede que sea cierto, pero otros muchos prefieren otras ligas a la española.

El éxito para tener un fútbol competitivo, atractivo para las casas de apuestas, para la publicidad y poder vender aún más caros los derechos televisivos no es otro que el intentar igualar a los clubes que compiten en una liga. Tenemos el ejemplo de la NBA donde los repartos se hacen siempre para intentar igualar a todos los equipos y ahí lo tenemos, es la liga más espectacular del mundo y donde más invierten empresas de todo tipo.

Con un reparto donde sólo ganan dos y los demás son meras comparsas, quizás los dos sean los mejores del mundo, pero el resto no puede competir y se pueden hartar, cargándose el negocio. Entonces los dos perderían todo y todos nos tendríamos que limitar a mirar a Escocia, por ejemplo.


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