Opinión

Aires de cambio (Antonio Sánchez Martín)

Vengo del mitin-presentación de la candidatura del Partido Andalucista. El Casino estaba lleno hasta la bandera. Aunque no soy de su partido, me une a ellos la necesidad y determinación de recuperar la dignidad política de Ronda, asaltada por ese trilero de la política para el que todo vale con tal de seguir manejando el cotarro, atando y desatando a su antojo, rodeado de incompetentes no vaya a ser que alguno le haga sombra y le mueva del sillón, su sillón.

Y el sillón de la alcaldía y los escaños del consistorio no tienen más dueño que los que quieran los votantes. Así debería de ser, pero los rondeños ya conocen la historia… Vino el GIL y sacó 8 concejales. Ganó porque la gente tenía ganas de cambio, de sacudirse una década de ruina y desprenderse de Fraile, Juan Benítez, Lasanta y del resto de la primera camada socialista de la democracia. Los socialistas bajaron de 11 a 7 concejales pero se inventaron el pacto Anti-GIL y se las apañaron para quedarse. Y al pueblo, que quería cambio… que le den. Y le dieron.

Pasaron aquellos cuatro años sin más rédito para Ronda que el inicio de la nueva depuradora (-que no es poco-) por cuenta de las gestiones del PP, y la construcción del Paseo de la Planilla por cuenta de Juan Benítez. ¿Algo más? Durante los años precedentes Ronda había perdido la Caja de Ahorros, Magisterio y Fisioterapia, y los jóvenes siguieron marchándose porque no tenían donde estudiar. En muchos casos sus padres también se fueron con ellos. Conclusión: La ciudad siguió cayendo.

Elecciones del 2003: PSOE, 8; PA, 4. Aquel PA de Marín Lara mantuvo el pacto apenas un año. Bruto mató a César y Marín Lara le dio una puñalada trapera a Isa Aguilera en forma de moción de censura. Por fin Alcalde. Yo estuve en aquel pleno: Nuevo pacto, ahora por el “impulso de Ronda” ¿Recuerdan? Poco importó contar con cinco rémoras del GIL y que el patrón marbellí pasara ya más tiempo en los juzgados que en la alcaldía de Marbella. Y la gente de Ronda, que tenía ganas de cambio, lo aceptó.

Mayo del 2007. Prueba de que lo que digo es cierto, es que la gente redobló su confianza en los andalucistas. Los socialistas seguirían en la oposición cuatro años más gracias al acuerdo PA-PP al frente del gobierno municipal. Pero un año después, cuando nadie lo esperaba, Marín Lara rompe el pacto aduciendo desconfianza mutua por los planos del PGOU y ejecuta su vergonzante transfuguismo al PSOE. Los votos son míos y me los llevo, -decía-. Y se los llevó, quebrando la confianza de más de siete mil votantes.

Poco importó que los rondeños hubieran renegado de los socialistas. Yo mismo seré socialista si hace falta, y los demás conmigo, porque yo los puse en la lista y yo lo ordeno. Daniel Harillo se había largado un año antes, Isa Barriga se largó poco después y Paco Harillo con ella, Vicente Becerra dejó correr la lista… Se necesitaba, -en palabras del propio Marín Lara-, una escudería potente y roja como Ferrari para que Ronda ganara “impulso”. Y esa escudería roja volvía a ser la pesadilla socialista que los rondeños intentaban sacudirse desde los años del GIL.

Se nos prometió “Paro Cero”, Fábrica del Mueble Rondeño, nuevo Polígono Industrial, progreso y modernidad para Ronda. Puro cuento. Me acuerdo de la primera reunión de la Fundación Universitaria en la que represento al Partido Popular. Único punto del orden de día: Constitución de su Junta Rectora y presentación del primer gerente. Luego vinieron tres gerentes más. ¿Se puede desarrollar así un proyecto universitario en la ciudad? Hoy los jóvenes se siguen yendo a estudiar fuera y con ellos se va el futuro de Ronda (porque sin jóvenes una ciudad no tiene futuro) y con ellos se van también todos los meses un buen puñado de euros para alquilar pisos granaínos, malagueños o hispalenses.

El Ferrari rojo de los socialistas y su escudería llevan camino de perder el mundial contra la crisis. 5000 parados en una ciudad con 15000 almas de población activa son muchos parados. Ya no bajan a la costa porque allí tampoco hay trabajo. Doscientas cincuenta familias rondeñas ya han perdido su vivienda a manos de los bancos por no poder pagar la hipoteca y los proveedores del ayuntamiento esperan dos años para cobrar, pero ellos siguen confortablemente instalados en el viejo cuartel de milicias de la Plaza Duquesa de Parcent. Mil y pico de euros al mes por hacer poco o casi nada y por arruinar a una ciudad. ¿Era éste el progreso y el impulso prometido?

La gente tiene ganas de cambio. Ganas de pan y libertad. Del pan honrado que se gana con un trabajo digno que te permite comer, vestir y pagar el piso donde vives. Ganas de libertad, de libertar los votos secuestrados por un tránsfuga que regaló al PSOE más de siete mil votos andalucistas que no eran suyos, porque Ronda pudo y no quiso votar al PSOE en las pasadas elecciones. Ganas de acabar con tanto derroche en propaganda a costa de retrasar las ayudas de ASPRODISIS. Promesa y promesas, como quien saca conejos de la chistera, sin percatarse de que lleva siete años en la alcaldía y pudo hacer más de lo que ha hecho. ¿Hay algo más fácil que colocar una primera piedra? Pues, ni eso.

Los rondeños, -la mayoría-, estamos hartos de tanta mentira y tanta propaganda, porque de promesas no se come. No se pide más que quien gobierne lo haga pensando en Ronda y no en sus aspiraciones personales. Isa Barriga cae bien porque es una persona humilde que se gana la vida vendiendo chucherías a los carrillos de Ronda, que sabe lo que es echarle horas al negocio, que le han robado varias veces en la nave del polígono como a tantos otros empresarios. Una Isa Barriga que supo irse por su propio pie antes de reconvertirse a un socialismo de ocasión como hicieron otros.

Trescientas cincuenta personas en un mitin del PA, cuando aún faltan dos meses para las elecciones, son muchas personas. Muchas más de las que algunos desearan para un partido al que creían defenestrado, muerto y enterrado. En las generales y autonómicas tal vez no se coman un rosco, porque la gente no es tonta y sabe que dentro de un año el Partido Popular gobernará en Andalucía y en España y quieren, -queremos-, aprovechar el tirón. Dos días antes, Arenas y Rajoy también llenaron a rebosar el salón de El Escudero.

Pero ahora tocan elecciones municipales y son muchos los rondeños que tienen ganas de dar un escarmiento a esos trileros de la política local donde más les duela. Entre el PP y el PA probablemente sumarán once, pero no es cuestión de confiarse, porque se trata de recuperar la dignidad política de Ronda y de apoyar con un voto masivo el cambio en la alcaldía. Tal como están las cosas en la ciudad, con cinco mil parados, las alternativas que representan el cambio, PP y PA, deberían ganar por goleada, pero la abstención y la confianza pueden ser un peligro.

Los que manejan el cotarro volverán a movilizar el voto cautivo. Saben que hay quien promete el voto por unos días de currelo, y más si con ellos cobra el paro. Ocho o nueve concejales se antojan mucho para un partido socialista que ha arruinado la ciudad, pero no dejan de ser un peligro, porque un pacto con algún partido minoritario y tenemos cuatro años más de lo mismo. Que cada cual vote a quien quiera, pero que vote. La abstención no conduce a ningún sitio, salvo a la impotencia de asistir durante cuatro años más a la ruina de Ronda sin haber hecho nada por impedirlo.


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