Opinión

Pepe Herrera (Antonio Sánchez Martín)

Escribo estas cortas líneas con la premura que impone el cierre de la edición del periódico y el hecho de que se conociera ayer, a última hora de la tarde, la noticia de la dimisión de José Herrera como concejal del Ayuntamiento de Ronda. Las prisas no suelen ser buenas consejeras, pero dado que desde hace tiempo tengo una opinión formada al respecto, y que en varias ocasiones he hablado personalmente con él de estos temas, me gustaría dejar constancia de algunas breves reflexiones al respecto.

La primera, es que toda Ronda y los rondeños salimos perdiendo con la marcha de Pepe Herrera, porque tal vez sea el concejal mejor preparado que actualmente había en nuestro consistorio. Estamos acostumbrados a a juzgar a la gente a primera vista, y desde nuestra prepotencia a menudo “clasificamos” a las personas según nuestro propio criterio y nuestras propias impresiones, que son sólo eso: –propias impresiones-, que nadie nos garantiza que sean ciertas.

A Pepe, el juicio de los vecinos siempre le condenó porque le exigía una “simpatía” impropia de él (aunque los que le conocemos más de cerca sabemos que la tiene). Al fin y al cabo eso es lo e menos. Las cosas en Ronda  no están para contar chistes y los rondeños deberíamos estar escarmentados de otros “graciosos” que sí sabían contarlos y  acabaron dándonos el tocomocho electoral con su transfuguismo al PSOE. Las cosas, en Ronda, lo que están es para llorar, y la marcha de una persona de valía como Pepe Herrera, la vamos a notar. No en balde fue el único Alcalde que el Partido Popular ha conseguido en la ciudad, y lo alcanzo sólo con el apoyo de tres concejales, si bien es cierto que la aritmética de concejales se lo permitía.

La segunda reflexión es que estas son las consecuencias de la falta de debate y democracia interna en los partidos: que la gente se rebota y se marcha, sobre todo cuando el no contar con las personas se decide de forma unipersonal por quienes dirigen el partido y no son fruto de una asamblea de militantes, donde las decisiones se toman por mayoría y éticamente no se pueden rebatir.

A Pepe Herrera había que haberle buscado hace tiempo una salida digna, y qué más digno que una asamblea donde los propios militantes opinemos si debe continuar o no en las candidaturas del partido popular. Pero las cosas ya no se hacen así, los partidos se ha militarizado, y yo tampoco voy a caer en el cinismo de criticar la paja del ojo ajeno y no ver la viga del mío. Hace mucha falta democratizar las tripas de los partidos porque no se puede construir ni crecer en democracia cuando la raíz está enferma.

La pretendida renovación en las filas populares debe ir mucho más allá de cambiar a un concejal de 50 años por dos de veinticinco. Hablo de renovar las formas, de devolver la opinión a la militancia y no contar sólo con ellos para que vayan de interventores cada vez que hay unas elecciones. Hablo de autolimitarse la presencia en la política a ochos años de gobierno, hablo de aprobar las listas en asambleas y hablo, sobre todo, de contar con la experiencia de quienes conocen los temas municipales y pueden, por ello, dar lo mejor de sí a la ciudad.

Y finalmente, espero que Pepe Herrera me haga caso y no caiga en el error de Álvarez Cascos en Asturias, de presentar una candidatura alternativa. Posiblemente el apoyo de los electores sea insuficiente y luego se le acuse de que “robó” votos al Partido Popular en el momento en que Ronda más lo necesitaba. Porque a los que nos gusta y sentimos la política y no esperamos más de ella que se nos permita usarla para transformar nuestra sociedad y dejarle a nuestros hijos una ciudad mejor, a los que nos gusta la política con mayúsculas, con ética y limpieza, tenemos las ideas muy claras: Primero Ronda, luego los intereses del partido y luego los personales.

Y ahora toca Ronda. Sobre todo esta vez que toca recuperar la dignidad política de Ronda y echar del Ayuntamiento a quienes les importa un pimiento qué votaron los rondeños con tal de seguir chupando del bote y cobrado a fin de mes. Pepe, ya que te vas, vete a hombros por la Puerta Grande de la Maestranza y quédate en casa. Ronda te debe mucho, (-entre otras cosas la nueva depuradora-) y no te mereces salir por la puerta de atrás… aunque no nos hayamos reído mucho contigo.

Un abrazo. Tu amigo, Antonio Sánchez.


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