Opinión

La rectificación nuclear llega tarde (Antonio Sánchez Martín)

Exactamente ocho años tarde. Los que lleva el presidente José Luis Rodríguez Zapatero al frente del ejecutivo socialista. Llegó al poder en el 2004, entre otras circunstancias, gracias al apoyo de los ecologistas por el asunto del Prestige, de los pacifistas contrarios a la guerra de Irak, y a los desgraciados acontecimientos del 11-M. Antes, ni las encuestas, ni los propios socialistas contemplaban la más remota posibilidad de acceder al poder, y por ello cuando lo asumieron lo hicieron con un equipo inexperto, plagado de mediocres e incapaces, cuyos currículos, -quien los tuviera-, causarían risa al becario más novel recién salido de la facultad.

Si Zapatero se comprometió entonces con los grupos ecologistas y pacifistas fue para lograr el apoyo de Izquierda Unida para su investidura como presidente el gobierno. El apoyo recibido fue una decisión más propagandística que políticamente responsable por tal de lograr el poder a cualquier precio. Luego vinieron millonarias subvenciones para las energías limpias que a larga no han logrado impedir que nuestra dependencia de los combustibles fósiles, carbón, petróleo y gas natural, vaya en aumento; y la moratoria nuclear, por otra, para contentar a los ecologistas y pacifistas que todavía ven a este tipo de centrales más como una infraestructura militar que como un mero recurso energético.

Desde entonces he defendido, con datos y argumentos técnicos, el uso pacífico de la energía nuclear como fuente para producir electricidad a gran escala y bajo precio. Opino con los conocimientos que recibí cuando me formaba como supervisor de instalaciones radiactivas sanitarias, cuyo título me llevó un mes largo de estudios y prácticas en las aulas de la Junta de Energía Nuclear (hoy CIEMAT). Cualquiera de aquellos profesores nos aleccionaba sobre los riesgos de la radiactividad, pero todos defendían sin ambages y con sólidos argumentos el uso pacífico de la energía nuclear. Recuerdo a los lectores algunos de aquellos argumentos: La energía nuclear es, quizás, la única forma de obtener actualmente electricidad a gran escala, pues la fisión de los núcleos atómicos de kilogramo de uranio 235 (de un volumen similar a un huevo), produce tanta energía como la combustión de 2.500 toneladas de carbón (más de 1600 camiones de gran tonelaje), con el enorme perjuicio añadido para el temible efecto invernadero causante del cambio climático que profetizan los científicos.

A veces me pregunto por qué un sencillo profesional como yo; -un simple ciudadano que reside a mas de 500 Kms. del Palacio de la Moncloa-, puede llevar razón y ninguno de los más de 200 asesores de los que presume rodearse nuestro presidente son incapaces de aconsejarle en la dirección correcta. Me temo que tanta asesoría sea una mera excusa para colocar y remunerar sustanciosamente a viejos cargos públicos vacantes, a miembros de colectivos sociales afines al partido, o a cualquier otro simpatizante “progresista” sin reparar en la categoría profesional ni en el currículo de ninguno de ellos. Algo parecido a los “cargos de confianza” que todos conocemos; pero cobrando mucha más pasta a fin de mes, que sólo contribuyen a aumentar e1 gasto público y la ruina del país.

La realidad es tozuda. España es un país que carece de petróleo, de gas natural y cuya única fuente energética disponible no va más allá de un carbón de mala calidad con elevados costes de extracción, cuya producción se soporta con ayudas millonarias para evitar la jubilación anticipada de miles de mineros. La utopía de ser autosuficientes con el único recurso del sol y el viento (de lo que andamos sobrados) y a lo que eufemísticamente los ecologistas llaman “energía limpias”, se ha demostrado un sueño insostenible, pues en su implantación se han invertido ingentes cantidades de subvenciones que, convenientemente contabilizadas, elevarían el precio del kilowatio muy por encima de su valor en el mercado.

Las consecuencias de tan errática política energética las sufrimos ahora todos los ciudadanos. En estos ocho años de gobierno socialista el precio de la luz casi se ha doblado, el del gas natural se ha incrementado más del 50 % y los precios de los carburantes marcan, día tras día, un nuevo record al alza; amenazando una subida inminente de todos los productos básicos que dependen del transporte (cereales, hortalizas, cárnicos, alimentación en general, etc.); lo que, -incluso el más torpe de los asesores del presidente lo comprende-, pronostica una inminente subida del precio de la cesta de la compra, agravando aún más la crisis económica que nos asola y disparando la inflación, que ya supera el 3 %

Una vez que se ha caído del caballo, Sr. Presidente, al menos por esta vez hágame caso. Ahora que está en la dirección correcta lo que toca es invertir en protección radiológica para garantizar una explotación sin riesgos de una fuente de energía prácticamente inagotable. Construya dos o tres centrales nucleares más, desbloquee el Plan Hidrológico que derogó nada más llegar al poder y ya verá como baja el precio de los carburantes porque disminuirá su demanda. No es tan difícil de entender, y déjese de Alianzas de Civilizaciones, porque ni los países árabes, ni su amigo el socialista Hugo Chaves, nos regalan el petróleo. Hasta ahora sólo hemos conseguido 192 muertos, un santuario etarra a 5 horas de avión, y la gasolina en máximos históricos.

Es lo que hay: O aprovechamos a pleno rendimiento nuestras centrales nucleares, o ya puede ir convenciendo a la gente para que vuelva a lavar la ropa a mano, pasar calor en el verano y frío en invierno, y a renunciar a tantas comodidades que nos aporta la electricidad que consumen nuestros electrodomésticos. ¿A que no está dispuesto a poner eso en su próximo programa electoral? Su rectificación llega demasiado tarde, Sr. Presidente. Llega cuando usted mismo ha visto las irreparables consecuencias de su caótica política de contentar a todo el mundo y de rodearse de inútiles asesores a los que el cargo les viene grande. Lo peor de todo es que usted ha hecho escuela, y me temo que en las filas de su partido son muchos los que piensan que cualquiera, por lerdo e indocumentado que sea, puede llegar a ser presidente del gobierno.


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