Opinión

La Champions se juega de noche (Nacho Garay)

A la Nueva Ciudad Deportiva de Ronda le pasa como a Villanueva de los Infantes, al que llaman el pueblo de las tres mentiras porque ni es  Villa, -es pueblo-, ni es nueva -su historia se remonta en muchos siglos-, ni tiene infantes porque la tasa de natalidad de la localidad es escasa. Estas situaciones son comparables a nuestra flamante Ciudad Deportiva recién inaugurada porque nueva lo que se dice no es, llevamos un año y medio jugando en ella, lo de ciudad parece un eufemismo barato porque se trata de un descampado al que le han colocado una grada que ya se ha quedado pequeña, y no tiene ni un acceso controlado para la entrada a la misma, lo que creó ciertas confusiones a la hora de acceder a un graderío que bien merecen los rondeños que han sufrido durante más de 30 partidos oficiales el tener que ver al equipo de sus amores de pie, situación que afortunadamente ya no se vive ni en los pueblos más pequeños de la comarca.

Para mayor inri el día de la inauguración nos encontramos que la que debiera ser nuestra Ciudad Deportiva tampoco es nuestra, porque gran parte de la propiedad no es municipal. El Ayuntamiento ha incumplido de manera sistemática los acuerdos  firmados con la real propietaria de los terrenos según se refleja en el registro de la propiedad a 31 de enero y por tanto nos encontramos casi de “Okupas” en esos terrenos . Además, durante el solemne acto de inauguración el consejero de Turismo, Comercio y Deporte, Luciano Alonso, se atrevió a decir que decir que Ronda se situaba en la “Champions” de la instalaciones deportivas.

Conociendo a Alonso, hombre inteligente, y amante y conocedor del mundo del deporte, me puedo imaginar  que la frase forma  parte de la euforia de inauguraciones con las que los socialistas nos “amenazan” en estos días, ya que a partir de marzo se acaba la posibilidad de vender a los ciudadanos cada farola que se encienda en la ciudad como “milagro”  de su gestión. Por tanto habrá que tomar como un lapsus esa frase electoralista de Luciano Alonso que sabe a la perfección que la Champions se juega de noche y la instalación inaugurada el pasado domingo carece de iluminación alguna, apagón que parece haberse extendido a las entendederas de algunos de los organizadores de un acto tan sin sentido como poco elegante en una ciudad que merece mucho más tras tan larga espera. Eso sí, los vestuarios son realmente una maravilla.


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