Opinión

La ratita presumida en el teatro

Podría tratarse de una representación teatral, pero lo  que hemos tenido esta semana en el teatro municipal es una imagen triste y lamentable. Mucho se ha discutido en esta redacción sobre si era un problema de importancia o un detalle sin mucha importancia, pero lo que sí viene a poner de manifiesto es la falta de mantenimiento y limpieza en el teatro, aunque desconocemos los motivos que han llevado a ello. Y nos referimos a la aparición en pleno patio de butacas del cadáver de un roedor que aparentaba llevar más de un día muerto. Sin lugar a dudas, la imagen para el público ha sido de las más lamentables y desagradables que se recuerda. Tuvo que ser una buena señora la que apartara la ratita de la escalera para no pisarla, aunque permaneció impertérrita durante todo el acto para la presentación de los talleres socioculturales.

Desde luego, si hay alguna instalación que necesita de una actuación urgente es el teatro, que día a día da muestras de su decadencia, aunque está llegando a un punto insostenible. Puede que la rata sea una cuestión menor, si es que está sola, pero la suciedad es evidente en la alfombra, y una ciudad como Ronda no se puede permitir el lujo de dar esa imagen en su teatro.

Nos hartamos cada día de decir que tenemos que cuidar la imagen, de que hay que tener la calidad como norma de trabajo, y ahora nos encontramos con un hecho puntual que lo tira todo por el suelo.

Desde luego, la delegada municipal de Cultura, Josefa Becerra, tendrá que tomar buena nota y poner las soluciones necesarias para que algo parecido no vuelva a suceder.

Este hecho hizo que buena parte de los asistentes al teatro terminasen hablando de la ratita y poco de los talleres. No querría ni imaginar qué hubiese ocurrido si al animalito le da por morirse cuando se representa una ópera.

Dice una frase muy recurrida que los pequeños detalles son los que engrandecen las cosas, pero también los que las hunden, y estamos ante uno de esos casos.

No obstante, hay tiempo para rectificar y lavar la imagen de un teatro Espinel que nació torcido y que conforme cumple años va a peor.

Querido teatro, desde aquí un ruego para que alguien salga al rescate de una infraestructura que languidece en el tiempo sin rumbo claro.


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