Opinión

A las cinco y media abrió las puertas del Cielo (J.V.G)

Querido Nicolás, a las cinco y media abriste las puertas y entregaste las llaves, el capricho hizo que mientras sonaban clarines y el silencio se hacia en la Maestranza en tu honor, dieras una corbeta tan alta, que entraras por la puerta Grande, fue con el Torcal o con Huracán, no lo sé,  a lo mejor con los dos a la vez, orgulloso te esperaba al lado. Esta vez, no te encontraste la oscuridad de los chiqueros sino la claridad del cielo.  No era un toro bravo, te recibieron los que más quisiste, tu madre a la que tanto cuidaste, tu padre al que tanto respetabas y tu hermano.

Las polainas y los botos no te los puso Andresín, tenias los pies hinchados, pero ágiles para dar el salto que debías dar.

¡Que alegría! Muchos amigos te esperaban, brindaste con “Don José”, con el Maestro Ordóñez  por los que nos quedamos huérfanos,  dedicaste un ¡Os! floreado a aquellas Ladys que viste nada más llegar y te encontraste con semejante orgánica.

Se te presentaron todas las Cármenes de Ronda en las que participaste, haciendo el doblaje de aquellos que eran sus protagonistas, con tu caballo atalajado a la bandolera, tu pañuelo y  tu catite.

Centauro fuiste, el único que Ronda ha dado, decías orgulloso que tu madre te parió a los lomos de un caballo, tu amor al  noble bruto y al toro,  siempre fueron tu seña. Cuantas tardes de toro hemos disfrutado, cuantas tardes has aguantado mi trabajo profesional con resignación y paciencia, aunque no todo era malo, luego tenía su recompensa en ese Torremolinos, viendo cantar a Paco Pruna y bailar a su esposa que regentaba el ambigú de la plaza.

Siempre tuve al amigo que nunca me decía que no, compañía inseparable, querido Nicolás, ¡mira que hemos compartido eventos! Ayer precisamente cuando me encontraba en la Feria de Ganado, nos preguntábamos  Juan el Churrero(Quintana), Antonio Orozco “ El Picaor”, si nos estabas viendo junto  a Pepe Muñoz.

Enemigo de homenajes, más que merecidos, nunca los aceptastes, caballero de la cabeza a los pies, amigo de tus amigos, eso sí, de amistades escogidas, pero a las elegidas les prestabas todo.

El que te quería, te aceptaba como tu eras, pero remedándote “en  tanto en cuanto, no ha lugar que se comente en este preciso momento, demos tiempo al tiempo, porque, que quieres que te diga hormiga si todo está fumigado”.

Un abrazo Nico, va por ti.


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