Opinión

El camaleón de Ronda

Antonio Sánchez Martín.

Hace quince días Marín Lara y el resto de concejales de su grupo abandonaron sin sonrojo alguno el barco andalucista para pasarse en bloque a las filas del partido socialista. Desde entonces he oído miles de estériles reproches en boca de la indolente y apática sociedad rondeña. Ya veremos si sus indignadas quejas llegan hasta las urnas, que es donde en verdad se reclaman las responsabilidades políticas.

Si algo se ahorran los andalucistas con el cambio de partido es la fastidiosa interrupción vacacional que suponía tener que celebrar todos los años el aniversario del fusilamiento de Blas Infante en pleno mes de agosto, el 11-A, cuando apetece más degustar un espeto de sardinas y una ración de langostinos de Sanlúcar en el chiringo de la playa, que irse a Carmona para figurar en la foto de rigor. Tampoco habrá ya que simular falsos “patriotismos” andalucistas que a la postre sólo servían para joder el puente de febrero desde que en Andalucía se hizo festivo el 28-F.

Queriendo o sin querer, Marin Lara y sus huestes eligieron la fecha del 11-J para abandonar el Partido Andalucista y consumar así su programado transfuguismo al PSOE. Antes hubo otros –onces-, casi todos de siniestro recuerdo, como el 11-S y el 11-M. Ellos eligieron otro, el 11-J, que quedará grabado como efemérides de una de las mayores traiciones electorales perpetradas en nuestro país, cuando nueve concejales elegidos por los votantes bajo las siglas de un partido se pasaron íntegramente a otro sin que por medio mediara una nueva consulta popular.

Se equivocan los plumillas socialistas que intentan justificar lo sucedido comparándolo con otros pactos que se concitaron en nuestro ayuntamiento para hacerse con el poder municipal. Se equivocan porque hasta ahora nunca se vio cosa igual en la convulsa política rondeña, y tanto la moción de censura que arrebató el poder al PSOE, como todos los pactos suscritos anteriormente se hicieron sin traicionar los apoyos que cada partido obtuvo de los electores.

No hubiera pasado nada si Marín Lara y los suyos se hubieran limitado a abandonar el PA para continuar como concejales no adscritos, pero manteniendo su independencia. Lo sucedido es mucho más grave, porque los concejales andalucistas se han sometido voluntariamente a la disciplina del partido socialista, a dónde, a buen seguro, ninguno de los votantes que les dieron su apoyo en las pasadas elecciones municipales pudo imaginar que irían a parar sus votos.

Justificar lo injustificable es imposible por mucho que se intente, pero, a pesar de todo, los autores de tamaño atentado democrático contra la voluntad de los electores insisten una y otra vez en defender su transfuguismo con la esperanza de que la apatía que caracteriza a los rondeños acabe por aceptarlo como algo de lo más normal.  

En medio de esa densa “niebla” de falsas razones y pretendidas justificaciones, destella como faro en la oscuridad de la noche el artículo de Román Orozco titulado “El camaleón de Ronda”, que la semana pasada publicó el diario El País y donde el autor llama a las cosas por su nombre, demostrando que, también desde la distancia, se percibe lo sucedido en Ronda como algo que extralimita los límites de la ética política en una democracia.

El artículo completo lo pueden leer en www.arundalibris.es, pero resalto aquí sus opiniones más destacadas: «Fernando Alonso es un excelente piloto de Formula 1 al que le hace falta una escudería poderosa. Lo mismo le pasa al alcalde de Ronda. Mejor, le pasaba. Porque Antonio Marín Lara ha encontrado el equipo que le conviene para pilotar Ronda, como él mismo ha escrito. Una escudería roja, el color de Ferrari: la escudería socialista.

Marín Lara es el último caso de transfuguismo registrado en la comunidad andaluza. Alcalde de Ronda por el Partido Andalucista, acaba de dar la espantá a la formación en la que ha militado en la última década, y gracias a la cual ha permanecido los últimos cinco años en el sillón presidencial. Con él abandonan el PA otros ocho concejales y casi un centenar de militantes.

La historia registra muchos abandonos de barcos a la deriva. Pero Marín no se ha limitado a pasarse al grupo de no adscritos. Ha hecho algo más estrambótico, como es afiliarse de inmediato al PSOE, formando una poderosa mayoría de 16 concejales, imbatibles en un pleno de 21. Es cierto que Marín no gobierna bajo las siglas del PSOE, pero sí con el apoyo de sus siete concejales. Además, ya ha anunciado que en los próximos comicios municipales Ronda registrará “el resultado más amplio de toda la provincia” a favor del PSOE. Naturalmente, con él conduciendo el bólido electoral.

La razón aducida para abandonar el PA es que se trata de una “organización débil, desmoralizada y sin representación parlamentaria”, entre otras razones, porque él mismo no logró su acta de diputado en la lista andalucista que encabezó por Málaga. Para Marín, “hoy el PSOE es el partido que mejor representa el andalucismo real”.

¿Debe fiarse el PSOE de su nuevo aliado? Su biografía es más que sospechosa. En 1999, su formación fue la única que no se sumó al pacto contra el GIL, suscrito por PSOE, PP e IU. En 2003 pactó con la alcaldesa socialista, a la que traicionó al año siguiente. Marín se hizo con la alcaldía apoyado por PP y GIL. Dos años más tarde, destituyó a los gilistas. En las elecciones de 2007 inició el gobierno con el PP, al que cambió al año siguiente por el PSOE. La última traición política ha sido perpetrada la pasada semana al dejar plantado al PA.

En resumen, Marín ha dejado en la cuneta en los últimos años al PSOE, al GIL, al PP y al PA. ¿Es este el ejemplo de nuevo socialismo que recuperará las grandes ciudades para el PSOE? ¿Es así como quiere el PSOE iniciar la reconquista de Málaga, donde el PP les está machacando de forma inmisericorde? Me temo que Marín no sea Fernando Alonso y el potente bólido que quiere pilotar derrape y quede destrozado en algunas de las curvas de la serranía rondeña.»


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