Cultura y Sociedad

Punto y final a un viaje que será inolvidable

Los Coros y Danzas dejan Rusia después de dos semanas donde han vivido experiencias inolvidables en su estancia en Omks.

 

 

Recta final del viaje de los Coros y Danzas a Omks. Agosto de 1996. El último fin de semana en tierras rusas dejó nuevas actuaciones ante público tan variado como un grupo de jóvenes y niños y otra actuación en el centro histórico. El domingo se aprovechó para visitar la ciudad y para formar parte de una gran cabalgata que resultó algo desorganizada hasta el punto de que el grupo llegó a perderse de la comitiva apareciendo después en el hotel. 30.000 personas esperaban a los rondeños por la noche en el campo de fútbol local. Fue el colofón de todos los actos del aniversario de la ciudad un espectáculo grandioso que terminó con unos fuegos artificiales.

A pesar del final de los festejos, los rondeños siguieron en Rusia. La semana empezó con una recepción por parte del director del departamento de Cultura de la ciudad para terminar el día pasando por una discoteca.

El martes día seis empezaba ya a vislumbrarse el final del viaje y comenzaron los preparativos para la marcha. Esa tarde visitaron la fábrica de una conocida marca de cerveza rusa donde el grupo actuó para los trabajadores. Precisamente la cerveza fue la protagonista de la fiesta con la que casi se despidieron de Omks.

El día 7 llegó la hora de la despedida y, especialmente emotivo, fue el adiós al grupo ruso antes de partir de nuevo en un viaje de 3.000 kilómetros en el Transiberiano que los llevaría de nuevo a Moscú donde llegaron dos días después.

Curioso fue que la intención del grupo de visitar la Plaza Roja se viera frustrada ante la gran vigilancia existente en el día en el que tomaba posesión como presidente Yeltsin. Llegó la hora del adiós en el frío aeropuerto moscovita donde la última despedida fue la de Helena, la guía que había acompañado a los rondeños en todo el viaje.

Así se ponía fin a un largo, intenso y muy especial periplo donde destacaron las exitosas actuaciones de los artistas, el magnífico trato recibido por la organización, la labor de la guía atendiendo en todo momento las necesidades que surgían quedaron como recuerdos imborrables y en el que el único punto negro fue la organización que dejó mucho que desear.


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