Cultura y Sociedad

El rondeño Sergio Páez sale a hombros en la becerrada de Espartinas

José Antonio González participa este domingo 26 en el ciclo de becerradas en Chiclana (Cádiz).

 

La coqueta plaza de toros de la localidad Aljarafeña de Espartinas acogió la tercera selección del XIII Ciclo de Becerradas en Clase Práctica. Festejo de promoción de nuevos valores de las escuelas taurinas andaluzas. Mañana algo nublada en principio para despejarse por completo a mitad del festejo con agradable temperatura primaveral. Buena respuesta del respetable con casi tres cuartos de plaza. Los becerristas actuaron impecablemente vestidos de traje corto campero e hicieron el paseíllo a la hora prevista. Se lidiaron siete añojos de la ganadería onubense de Don Manuel Ángel Millares, muy bien presentados en líneas generales y bellos de lámina. Bastante manejables en su comportamiento aunque algo justos de fuerza, ofrecieron posibilidades en su juego a todos los actuantes.

Juan Manuel Triguero (Escuela Taurina del Círculo Taurino de Córdoba), pinchó en 4 ocasiones recibiendo un aviso, ovación y vuelta al ruedo.

Sergio Páez Guirado (Escuela Taurina de Ronda), mató al segundo intento de media estocada bien colocada, una oreja con petición de la segunda, vuelta al ruedo. Salió a hombros.

Emilio Molina (Escuela Taurina de Espartinas), pinchó en dos ocasiones matando a la tercera. Obtuvo una oreja. Vuelta al ruedo.
Juan Alcántara Moreno (Escuela Cultural de tauromaquia de Jaén), escuchó los tres avisos. Aún así fue ovacionado saludando desde el tercio.

Carlos Moya (Escuela Taurina de Espartinas), pinchó en tres ocasiones, dos orejas y vuelta al ruedo.

Salvador Llamas (Escuela Municipal de Tauromaquia de Écija), mató al cuarto intento. Ovación y vuelta al ruedo.

Actuación del rondeño Sergio Páez

Buena actuación de Sergio ante un astado castaño marcado con el número 50 en los costillares al que veroniqueó a su voluntad, mostrándose seguro y sereno en todo momento. Vislumbró buenas formas con el capote y brindó su faena al respetable.

A este rubio le molestó algo el viento en la faena pero supo resolver la papeleta con solvencia, tirando con decisión y valentía de su enemigo.

Muy relajado y consciente, derrochó cierto oficio y prestancia. Las series de muletazos se caracterizaron por su pulcritud: temple y gusto en los derechazos naturales, a pesar de que el añojo se caía, impidiendo el remate de algunas series y el mayor lucimiento del torero. Terminó su faena con una tanda de ajustadas manoletinas, finiquitando al de Millares de dos medias estocadas bien señaladas. Fue felicitado por el director de la escuela de Espartinas “Espartaco” padre.

Gustó el rondeño consiguiendo captar la atención de un respetuoso y educado público que supo reconocer la faena con la petición de los trofeos. Se le concedió una oreja, siendo el único becerrista que logró tocar pelo además de los dos alumnos locales. Los tres salieron a hombros de los aficionados locales.


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