Entrevistas

Salvador García – Torero

En la habitación 910 del hotel Maestranza nos recibe el torero rondeño Salvador García, momentos antes de su debut en la Feria de Málaga como torero.

En su interior, donde los espejos brillan por su ausencia, porque no le gustan al diestro rondeño, vamos encontrando la capilla personal, la muleta, el capote de paseo…y, sobre la cama, varias de las principales revistas dedicadas al toro.

 

Salvador García, ‘Salvi’. Torero. Suena grande.
La verdad es que sí. Lo veía, pero nunca tan cerca. Ahora ya soy torero. Soy matador de toros.

¿Qué se siente en este momento, cuando estás a punto de debutar en una plaza de primera y en una feria como la de Málaga?

Es lo que todo el mundo espera. Es lo que cada torero quiere, aunque cuando llega el momento te cuesta un poquito, porque sabes que es una plaza de primera y siempre la responsabilidad es mayor. Es de primera también.

Pero, bueno, es donde hay que hacer los esfuerzos, hay que hacerlos en plazas buenas y donde pueden valer los triunfos para algo. Es el arma mía. Lo que yo siempre he tenido han sido las ganas y la afición que he tenido y sigo con las mismas ganas y no me las va a quitar nunca nadie.

¿LLegaste a pensar que este momento nunca llegaría?

Más se piensa cuando ya estás metido en esto, o cuando llevas un año como novillero con caballos, y notas y ves los problemas que te ponen, las palizas que te dan. Es un mundo que desde fuera se ve precioso, pero dentro, cuando lo vives en figura, es como todo, es todavía más bonito. Pero cuando estás todos los días luchando, intentando hacer un contrato nuevo, la verdad es que cada día lo ves más complicado. Pero siempre he tenido la afición que he tenido y siempre he estado centrado en el mundo del toro, y eso ha sido lo que me ha llevado llegar hasta aquí y a tener confianza en mí.

¿Es más fácil cuando ya se tiene un nombre o una familia que te pueda apoyar?

En el mundo del toro nada es fácil. Aunque hay que reconocer que si se tiene un nombre, o se tienen más posibilidades de ir al campo a matar toros, siempre es todo un poco más fácil.
De todos modos, los que están es porque tienen algo. Yo quiero ser número uno, todos son mis rivales y tengo que torear con todos. No tengo miedo a nadie. Salgo a la plaza a hacer mí toreo, y no digo voy a reventar a nadie, voy a reventar yo, voy a estar bien yo, y voy a cortar las orejas yo, y voy a jugármela por mí.

¿De que te acuerdas cuando llega esta momento?

La verdad que de poco. Pensar un poco en cómo sale la tarde, que llegue el momento de vestirse y un poco los nervios estar ahí.

¿Tuviste que sacrificar mucho en el camino hasta llegar a torear en una plaza de primera?

Sí, he tenido que sacrificar muchas cosas, pero no me arrepiento de lo que he sacrificado.

He sido un niño que desde muy pronto he estado metido en una finca, sin salir. Ahora tengo la recompensa, aunque antes de eso me he tenido que sacrificar y he tenido que demostrar que quería ser torero.

La verdad es que no he podido llevar la vida de un joven de dieciséis años, y he tenido que llevar una vida de una persona más madura y más mayor, pero es una cosa de la que nunca me arrepentiré, salga, o no salga, porque es una cosa que hice porque he querido y que nadie me ha obligado.

Dices que quieres ser el número uno. Pero qué esperas de esta nueva etapa a medio plazo.

Ahora tengo las miras puestas en torear, aunque lo que más me duele es que te llame un empresario y te pide dinero para torear, y por eso es por lo que estoy más parado ahora.

Yo no pido nada, únicamente que me den mis gastos y la oportunidad de torear en plazas como Málaga, Sevilla, Madrid, que es la única arma mía, es estar bien en estas plazas, porque de otro modo es muy complicado, porque mi padre es un camionero, mi apoderado tampoco creo que quiera poner dinero, y yo tampoco puedo poner dinero.

Por cierto, estarás agradecido de que la empresa de Málaga se haya acordado de ti.

Pues sí. Tengo que estarle muy agradecido a Francisco, porque desde el primer momento que le dijimos lo de la alternativa se portó estupendamente, y le quiero agradecer lo que lleva hecho por mí, porque sin él, ni estaría aquí, ni estaría en la alternativa. Por eso estoy también más nervioso, porque tengo gente buena que me está apoyando, aunque también hay otros que están esperando que de un porrazo y me caiga.

¿Qué le dirías a esos chavales de la Escuela Taurina?
Hay que tener las cosas claras y querer ser siempre el mejor. Ir a entrenar y vivirlo como si fuese una plaza, que sepan que es muy duro, pero que no piensen que es tiempo perdido, aunque siempre hay que tener algo, estudios o un trabajo.

Dicen que un torero tiene que ser valiente, que se tiene que arrimar al toro… ¿Qué crees que debe tener un torero?

Un torero, sobre todo, tiene que tener cabeza, porque el valor te lo da el estar preparado. El estar fuerte físicamente y el estar fuerte psicológicamente. Después tienes que tener un mínimo de valor y el mínimo de ponerte delante.


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