Ronda

El Archivo Histórico Provincial de Málaga realiza un estudio sobre la historia del Parador de Ronda

Recoge diversa documentación referida a los 6 paradores de la provincia y se complementa con una detallada información sobre la evolución de cada uno de ellos

La fachada y la iluminación del Parador serán mejoradas.

El Archivo Histórico Provincial de Málaga dedica su Documento del Mes correspondiente a julio a los paradores malagueños, cuando este año 2018, la cadena hotelera pública española (Red de Paradores), que gestiona hoteles de alta categoría distribuidos por toda España, cumple 90 años de existencia, desde que en 1928 se inaugurara el Parador Nacional de Gredos (Avila) y también se proyectara la construcción del primero de los paradores de la provincia, el de Antequera. El comisario regio denominó a los nuevos establecimientos hoteleros “Paradores” para distinguirlos de los hoteles privados.

La delegada territorial de Cultura, Monsalud Bautista, ha presentado hoy esta nueva muestra que recoge diversa documentación referida a los 6 paradores de la provincia y se complementa con una detallada información sobre la evolución de cada uno de ellos: el Albergue y Parador de Antequera, el Parador de Málaga Gibralfaro , Parador Málaga Golf, Parador de Nerja, Refugio del Juanar, de Ojén y Parador de Ronda.

Parador de Ronda

Es el último de los paradores construidos en la provincia de Málaga, y en base a ello, uno de los más modernos de la red hotelera estatal.
En enero de 1987, la Secretaría General de Turismo aprueba la construcción de un parador en Ronda.Por Real Decreto 443/1988, de 6 de mayo, se acepta la donación al Estado, por parte del Ayuntamiento de Ronda, de 1.784 m2 para la construcción del parador.

Inaugurado en 1994, el edificio se levanta en el espacio ocupado por el antiguo edificio de la Casa Consistorial (de 1761) y el primitivo mercado de abastos, ubicado al borde del Tajo y junto al Puente Nuevo que separa los sectores nuevo y viejo de la ciudad. Disfruta de una posición privilegiada sobre la Garganta del Tajo y del Valle de los Molinos con el Río Guadalevín.
Aunque es un edificio de nueva planta, conserva la fachada original del antiguo ayuntamiento que mira a la Plaza de España manteniendo las arcadas y la galería de soportales. Alrededor del Parador hay un paseo abierto al público con terrazas y miradores.El interior del edificio combina los colores y la iluminación, con toques azules, amarillos y rojos; el mobiliario es elegante y moderno, desterrando los detalles regionalistas.
El parador dispone de 78 habitaciones, restaurante y cafetería con amplios salones, jardines, piscina y aparcamiento subterráneo.

Albergue y Parador de Antequera

Formó parte del origen de la red de Paradores, ya que fue uno de los doce albergues de carretera que se proyectaron construir a partir de 1928 por el Patronato Nacional de Turismo.

Los trámites de adquisición del terreno se iniciaron en 1929. El terreno elegido, una parcela de 2.100 m2 ubicado en el parque de María Cristina, cercano a la confluencia de las carreteras, fue adquirido por el ayuntamiento, que lo cedió gratuitamente para la construcción del albergue, cuya formalización se hizo el 13 de agosto de 1930.

La construcción comenzó inmediatamente, dirigida por el arquitecto Martín Domínguez Esteban. El edificio se terminó en 1931, aunque quedaba pendiente la obra de urbanización y las acometidas de las instalaciones.

Las obras se suspendieron en 1932, pues el Patronato Nacional de Turismo se replanteó la viabilidad del albergue al considerar su ubicación demasiado próxima a Málaga.

En febrero de 1936, se decidió ejecutar las obras de terminación del albergue, pero con el comienzo de la guerra sólo dió tiempo a la aprobación e intervención del expediente, con proyecto redactado por Carlos Arniches. La obra, si bien llegó a iniciarse, tuvo que ser suspendida rápidamente, ya que el inmueble quedó en zona nacional y los arquitectos siguieron trabajando para el gobierno republicano.

El ayuntamiento de Antequera cedió al Estado, el 15 de abril de 1939, los terrenos circundantes necesarios para que el edificio quedase comprendido en una parcela amplia. El arquitecto Francisco Alonso Martos, redactó en mayo de 1939 el proyecto de las obras exteriores de urbanización, la construcción de un edificio para lavadero, otro edificio para surtidor de gasolina y el ajardinamiento de la parcela, que imprimió un aire regional a las arquitecturas menores, aunque respetando la línea arquitectónica vanguardista del edificio principal.

El albergue fue ampliado en los años 50 por el arquitecto Julián Manzano Monis.

En los años 70, las nuevas necesidades turísticas determinaron la adquisición de una nueva parcela próxima al albergue, en la que se construyó un parador de nueva planta de estilo regional, por el arquitecto Julián Manzano Monis. El albergue sirvió de edificio auxiliar del parador, hasta que a mediados de los 90 se revirtió al ayuntamiento, y posteriormente, demolido.
El parador fue reformado en 2008, perdiendo el aspecto regional.

Hostería y Parador de Málaga Gibralfaro

En 1940, se decidió y autorizó por el Consejo de Ministros la programación de nuevos paradores, entre ellos, uno en Málaga, que no se inició inmediatamente.

La fortificación permanente de Málaga constituida por la alcazaba y el castillo del monte Gibralfaro, ambos unidos por una coracha, fue el emplazamiento escogido para la nueva hostería. El castillo de Gibralfaro había pertenecido al Estado a través del ramo de Guerra, aunque éste había cedido su uso al Ayuntamiento de Málaga el 5 de noviembre de 1925. Los terrenos para la construcción de la hostería eran los correspondientes a una franja de terreno de ancho variable en todo el perímetro de la fortaleza, denominada “zona de polémica”, que había sido obtenida por el ayuntamiento mediante expropiación a Pilar Gross Orueta, condesa viuda de Pries, como consecuencia de la redacción del proyecto de corrección hidrológico forestal, saneamiento y embellecimiento de las laderas del monte Gibralfaro en 1938.

El acuerdo de la cesión de una parcela de 7.900 m2 de terreno comprendido en la “zona de polémica” se efectuó por el ayuntamiento el 9 de marzo de 1945 a la Dirección General de Turismo con destino a la construcción de una hostería de turismo.
El proyecto y la dirección de obra se encargaron al arquitecto José Joaquín González Edo.

El edificio de la hostería de Gibralfaro, situado extramuros del castillo, se construyó de nueva planta, constaba de dos plantas, y en su aspecto exterior resultaba rotundo, debido a su fábrica de mampostería rugosa, que emulaba la construcción castrense.
La hostería se inauguró el 12 de diciembre de 1948. Pero, ya en la década de los 50, se tornó deficitaria, de ahí que comenzase su proceso de transformación en parador.

Fue ampliado y reformado en 1993-1994. Actualmente, tiene 38 habitaciones. Su restaurante es considerado uno de los mejores de la red de Paradores; con vistas directas a la bahía y la ciudad de Málaga.

Campo de Golf y Parador Málaga Golf

Situado en el distrito de Churriana de la ciudad de Málaga, cerca de la desembocadura del río Guadalhorce y junto a la playa de San Julián. A finales de 1925, la iniciativa privada adquirió una parcela de 18 hectáreas, que había pertenecido en parte al cortijo de Velarde y a la hacienda Nueva Colonia, con el propósito de construir y explotar un campo de golf, para cuyo fin se formó la sociedad Málaga Golf Club, S.A. al siguiente año.
El diseño del campo de golf fue encargado a la casa inglesa Colt Alison & Morrison, Ltd. en 1928, cuyo gerente Henry Shapland Colt (Harry Colt) se hizo cargo personalmente.

El inicio de la construcción del campo se retrasó, hasta octubre de 1929, por falta de financiación. De hecho, la sociedad recurrió al Patronato Nacional de Turismo para obtener un préstamo hipotecario (febrero de 1930) de 425.000 pesetas, cuyo capital se comprometió a devolver; además de estar obligada a construir el campo de golf, dotarlo de equipamiento y edificar la casa-club, según un estricto calendario de plazos.

El incumplimiento de los compromisos suscritos por la sociedad conllevó la incautación y adjudicación del inmueble al Estado el 10 de junio de 1933, cuando las obras del campo de golf y su edificio apenas habían sido iniciadas.

El Patronato, al adquirir el inmueble, se vio en el compromiso de terminarlo, acometiendo las obras de infraestructuras necesarias, como la carretera al campo y la acometida de agua. Por mediación del arquitecto José Joaquín Edo, se llevó a cabo el equipamiento de las instalaciones, materializándose en la construcción de 2 refugios de jugadores, denominados Chochales y de los Pinos, y un edificio destinado a la vivienda del profesor.

El campo de golf de 18 hoyos entró en uso en septiembre de 1934, con el refugio de los Pinos como edificio del club, sin que estuviera todavía ejecutado el chalet principal. El campo de golf, sin oferta hotelera, se sumó a la promoción turística del Patronato junto con los restantes establecimientos del Estado.

El campo de golf de Málaga fue uno de los primeros pasos del desarrollo turístico de la Costa del Sol, que tras el paréntesis de la guerra, se retomó en los años 40. El campo tenía inconclusas sus instalaciones, además de haber sufrido daños como consecuencia del uso militar durante la guerra. Era necesario terminar el inacabado chalet del club de golf, ampliar el campo y reactivar su funcionamiento lo antes posible para una elitista y aristocrática clientela.

El arquitecto Luis Gutiérrez Soto redactó en 1949 el proyecto del edificio destinado a chalet del club de golf, aunque la dirección recayó en el arquitecto Santiago Sanguinetti Lobato. La obra se inició en junio de 1950 y se ejecutó con ciertas dificultades debidas al terreno, compuesto de arena suelta con un nivel freático demasiado superficial debido a la proximidad del mar, que hizo necesario modificar el sistema de cimentación.

Tras la complicada ejecución, la inauguración del chalet con la denominación de hostería, incluyendo la ampliación del campo de golf (diseñado por el escocés Tom Simpson y rediseñado por Robert Trent Jones) tuvo lugar en mayo de 1956.
El complejo se compone de un conjunto de edificios e instalaciones de dos alturas, dispuestos en torno a un jardín central con piscina que se abre al campo de golf.

Refugio del Juanar (Ojén)

En 1906 se terminó de construir el refugio de caza que José Aurelio de Larios, tercer marqués de Larios, mandó edificar en plena Sierra Blanca, a 10 km. de Ojén y a 780 m. de altitud, cerca del pico donde se encuentra la llamada Cruz del Juanar. El rey Alfonso XIII, gran aficionado a la cinegética, fue invitado de los Larios en el que se consideró como acto oficial de apertura del refugio.

El edificio rústico y señorial construido con piedra, cal y ladrillo, constaba de dos plantas. Con el devenir de los años quedó abandonado.
En 1965, el piloto de guerra José Larios y Fernández de Villavicencio, quinto marqués de Larios, donó al Estado toda la Sierra Blanca, incluyendo el palacete de Juanar, que fue reconstruido y habilitado por la administración estatal de turismo para incluirlo en la red nacional de paradores. El centro se transformó en uno de los establecimientos hoteleros emblemáticos no sólo de la provincia, sino también de todo el país. A ello contribuyó la belleza de su paraje, su riqueza forestal y faunística y el sosiego que se respira en el lugar.

En sus primeros años como Parador Nacional vivió una época de esplendor, con el alojamiento de personajes ilustres como el expresidente francés Charles de Gaulle en 1970. Sin embargo, pronto la tendencia cambiaría.

En la década de los 80, la administración turística estatal puso en marcha un plan de reestructuración que suponía el cierre de aquellos paradores que no funcionaban. Entre ellos, se encontraba el Refugio del Juanar, que con pérdidas anuales de 20 millones de pesetas, se decidió clausurarlo en 1984. Una de las razones de su déficit económico era que constaba con una plantilla de 26 trabajadores para una oferta de 9 habitaciones.
Algunos trabajadores se negaron a ir a otros paradores de España, se constituyeron en cooperativa, y con la ayuda de la Diputación Provincial consiguieron la gestión del hotel, y con el paso de los años, su mejora y ampliación, manteniendo su explotación hasta el día de hoy.

Parador de Nerja

En 1963, el Ayuntamiento de Nerja cedía a la administración turística más de 15.000 m2 para la construcción de un parador. Su ejecución tuvo mucho que ver con el despegue turístico que originó, en junio de 1960, la apertura de la gruta nerjeña, descubierta apenas un año y medio antes.
El edificio de nueva planta y de corte moderno fue ideado por el arquitecto Manzano Monís. Ubicado en el casco histórico de la localidad sobre un acantilado junto al mar con la playa de Burriana a sus pies, a la que los clientes alojados pueden acceder mediante un ascensor semipanorámico.

El parador entró en funcionamiento el 19 de julio de 1965, aunque su inauguración oficial tuvo lugar en la primavera de 1966, cuando visitó las instalaciones el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne.

En un principio, contaba con 40 habitaciones y 80 plazas; pero a lo largo de los años ha sido reformado y ampliado. En 1980, se construyeron 20 nuevas habitaciones; en 1987, otras 13 habitaciones y una sala para congresos; y, entre 2000-2002, cuando se invirtieron 6,4 millones de euros para ampliarlo con otras 25 habitaciones, hasta alcanzar las 96 estancias actuales, la mayoría con vistas al mar y terraza.


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