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La Junta realizará un nuevo tratamiento biológico en el Valle del Genal contra la plaga de la avispilla del castaño

Este año se ha planificado la aplicación de 310 dosis, fundamentalmente en las siguientes áreas: Genalguacil-Jubrique, Jubrique-Faraján, Júzcar-Pujerra, Cartajima-Parauta-Igualeja y Yunquera-Tolox

Suelta del depredador de la avispilla del castaño durante la última campaña en el Genal.

La Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, va a continuar este año 2018 el tratamiento de control de la plaga de avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus) mediante la aplicación experimental del agente de control biológico Torymus sinensis.

La continuación del tratamiento ha sido abordado por el delegado territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Adolfo Moreno, junto a representantes de las organizaciones agrarias y cooperativas en una comisión de seguimiento de la plaga de la avispilla del castaño en la que “se han puesto de manifiesto los buenos resultados que está dando el tratamiento biológico”.

Por ello, Adolfo Moreno ha recordado la necesidad de que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente “dé un paso más y autorice la aplicación comercial del torymus sinensis como agente de control biológico más allá de las autorizaciones experimentales y puntuales que viene dando a la Junta”.

Adolfo Moreno ha insistido en que se apruebe cuanto antes la aplicación del parasitoide torymus sinensis como Agente de Control Biológico con carácter comercial, “dada la gravedad e importancia de la plaga de avispilla del castaño y los daños y perjuicios que tanto en los propios castañares como en las condiciones socieconómicas de las comarcas afectadas está ocasionando”.

El tratamiento biológico con torymus sinensis fue iniciado por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio en 2015, inmediatamente después de detectarse la presencia de esta grave plaga en los castañares malagueños, concretamente en el paraje de El Juanar en Ojén.

Posteriormente, en 2016 fue detectada en los castaños del Valle del Genal, acometiéndose con urgencia las actuaciones de control en las nuevas áreas afectadas. En el año 2017 los trabajos continuaron ampliándose conforme se fueron identificando las zonas de presencia y expansión de la plaga.

Los trabajos previstos este año, que se acometerán de nuevo con fondos propios de la Junta de Andalucía y una inversión prevista de 60.000 euros, se iniciarán en el próximo mes de mayo en las áreas afectadas más cálidas, donde la brotación del castaño está más adelantada. Este tratamiento biológico se realiza en época primaveral, en las primeras fases de brotación de las yemas en función de las condiciones climáticas. En días posteriores se ejecutará el tratamiento en el resto de zonas, hasta cubrir toda la superficie afectada, con especial atención a las nuevas zonas de presencia de avispilla.

Este año se ha planificado la aplicación de 310 dosis, fundamentalmente en las siguientes áreas: Genalguacil-Jubrique, Jubrique-Faraján, Júzcar-Pujerra, Cartajima-Parauta-Igualeja y Yunquera-Tolox. En total, se prevé la aplicación de 37.200 individuos hembra y 21.700 individuos macho. Los trabajos se realizan en estrecha colaboración con el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural.

La avispilla del castaño es un insecto de la familia de las “avispas de las agallas” (Cinípidos) que afecta exclusivamente a los castaños. Es originario de China, y comenzó a propagarse en 1941 en Japón y en 1963 en Corea. En el continente americano fue detectado en 1974 en EEUU y en Europa en 2002, en Italia. Posteriormente, se ha ido detectando en diferentes estados europeos como Francia, Eslovenia, Suiza, Hungría, Croacia, Holanda, Eslovaquia, Alemania, Republica Checa. En 2012, finalmente, se introdujo en España, concretamente en la Comunidad Autónoma de Cataluña, y posteriormente se detectó su presencia en Cantabria, Asturias y en los castañares de la provincia de Málaga. Todos los indicios apuntan a que la llegada del insecto está asociada al movimiento de material vegetal afectado procedente de viveros.


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