Opinión

Oiga usted, ¡Que yo soy un teniente de alcalde!

Concejales socialistas saliendo de los Juzgados de Ronda.

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Se trata de un relato literario imaginado por quien escribe, para evitar lo que sea.

Pasadas las 8.30 horas del miércoles 14 de febrero (Día de los Enamorados) un periodista con cámara en mano se aposta en la puerta del Palacio de Justicia de Ronda para recoger la imagen del jefe del Gabinete de Alcaldía que tiene que declarar en calidad de investigado (imputado) a las 9.00 horas por algo de una boda o algo así, en la que al parecer se cambiaron las fechas para que alguien se fuese de viaje a otro continente sin corresponderle.

Pasan los minutos, temperaturas que rozan los 0 grados y desfilan ante el periodista una ristra de abogados, al menos siete, que están personados en el caso “que me caso”. El que va todo el día junto a la mandataria del pueblo no aparece y eso que está citado como imputado. Es raro. Puede que haya entrado al edificio por la puerta de atrás, la que comunica con los delincuentes, o presuntos delincuentes que están ingresados en los calabozos de la Policía Local.

Comienzan las declaraciones y, curiosamente, este cargo asesor de los que mandan ya está dentro. ¿Cómo ha entrado?, ¿alguien de la Policía Local le ha facilitado este acceso, reservado para los reos? No sé.

Tras tres horas de intenso frío rondeño el periodista, solo, ya es que el único informador que sigue la noticia en una ciudad donde hay hasta seis medios de comunicación (en algunos casos bien pagados con más de 20.000 de publicidad del Ayuntamiento al año) aguanta los rigores de la mañana. Una concejal socialista (despistada e inestable, hiperactiva, pero con malas pulgas) le dice al fotógrafo: “tienes que estar helado”, a lo que el reportero responde “son los gajes del oficio, y todo para llegar a fin de mes”. Risas tensas entre ambos.

Pasan las horas y finalmente el jefe de Gabinete de Alcaldía termina su declaración ante la juez, en la que al parecer se han producido algunas contradicciones.

Sabedores de que hay un periodista en la puerta, con una arma terrorífica, como es una cámara de fotos, dos concejales socialistas, un cargo de confianza y el susodicho, intentan abandonar el Palacio de Justicia por la puerta de atrás, para evitar una imagen no deseada.

Los cuatro se apilan en unas dependencias de los Juzgados, en los sótanos, en las que cualquier ciudadano no puede estar, ya que están reservadas para el traslado de presos y para el archivo de expedientes.

Los agentes de la Guardia Civil que custodian el Palacio de Justicia reciben indicaciones de la Policía Local en las que les dicen que van a introducir a un detenido por la zona de los calabozos, y ahí empieza el esperpento.

Baja un agente de la Guardia Civil y se encuentra a estos cuatro individuos (susodichos políticos) en una zona restringida para trabajadores del Juzgado y junto a la salida de los presos. No hay ningún detenido.

-¿Qué hacen ustedes aquí, en este lugar no pueden estar, ya que únicamente está autorizado para funcionarios del Juzgado.

Responde un concejal: “vamos a salir por aquí y ya hemos pedido permiso a la Policía local. Yo soy teniente de alcalde”.

Me parece muy bien lo que usted sea, pero por esta puerta únicamente entran y salen personas que están detenidas; si quieren salir por aquí tienen que tener la autorización de la juez decana.

Molestos e indignados la comitiva municipal se dirige a la juez decana, quien les dice, de forma clara y tajante, que como cualquier ciudadano tienen que salir por la puerta principal del Palacio de Justicia.

Ante este hecho, los responsables de la libertad de prensa, de transparencia y de información, se colocan delante del fotógrafo para impedir que haga su trabajo. No lo consiguen.

Como digo, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, pero tengan en cuenta en las manos de quienes estamos todos los ciudadanos.

¡Viva la libertad de prensa!, aunque a algunos políticos y profesionales del sector no les guste.


2 comentarios en “Oiga usted, ¡Que yo soy un teniente de alcalde!

  1. jose

    gracias por dar informacion

  2. Paco Vidal

    El frío pasado mereció la pena. El relato, aunque real-ficticio, genial

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