Deportes

El barro no frenó a los 8.000 participantes de los 101Km

El buen tiempo acompañó en una edición con récord de corredores, aunque el frío si produjo problemas durante la noche

El campo de fútbol fue el punto de reunión de los participantes que tomaron la salida

El barro tenía asustados a buena parte de los 8.000 participantes que el pasado sábado tomaron la salida en la prueba de los 101 KM que organiza la Legión, pero no fue un enemigo tan fiero como lo habían pintado y los primeros ciclistas en llegar a meta indicaron que excepto un último tramo de unos 5 kilómetros, el resto del recorrido estaba en unas condiciones aceptables. No obstante, en los puntos de cruce de arroyos se habían instalado puentes portátiles de madera, aunque la mayoría de los ciclistas optaron por pasarlos caminando y alguno terminó en el agua.

Antes, desde primera hora de la mañana, las calles de Ronda eran un hervidero de personas que se trasladaban hacia el campo de fútbol para asistir a la salida. Eso sí, unos cuantos se decantaron por acudir a la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería para presenciar el paso de los marchadores por el ruedo rondeño, que por segundo año consecutivo abre para el paso de la carrera. Un hecho que suele provocar la admiración en unos ante el recorrido por el monumento y otros no dudan en realizar simulaciones de una corrida de toros.

Otro de los atractivos de la prueba era la presencia de ‘Súper Paco’, un cartameño de 77 años de edad que volvía a ser una de las sensaciones de la prueba, y es que renuncia a la ropa técnica deportiva y sigue fiel a sus pantalones grises, su camisa, sombrero de paja y dos garrotes que utiliza a modo de bastones, en definitiva, la ropa con la que tradicionalmente trabaja en el campo.

Mientras tanto, la serpiente multicolor se iba estirando a lo largo de los 101 kilómetros de recorrido, poniendo a prueba la capacidad de resistencia de los legionarios, que durante 24 horas, la carrera termina hoy a las 12:00 horas, mantienen abierto todos los kilómetros necesarios desde el último corredor y hasta meta.

Conforme llegaba la tarde, el protagonismo de los ciclistas iba dejando paso a los marchadores, que pasaban a convertir la serpiente multicolor en una especie de luz continua que forman sus frontales y linternas.
Ya en la mañana del domingo la Legión entregó su farolillo rojo, trofeo que recoge el último corredor en pasar por meta dentro de las 24 horas de tiempo máximo establecido, y cerraron una edición que ha contado con 8.000 participantes, récord de todas las ediciones hasta el momento.
“Es el año que más frío estamos pasando”, decían dos de las acompañantes de corredores que se habían cubierto con mantas para esperar la llegada de la totalidad del grupo con el que habían venido. Además, muchos de los que llegaron a meta tiraron de mantas térmicas para mitigar la bajada de temperaturas y el poder llegar a sus casas y alojamientos turísticos.

Mientras tanto, una serpiente de luces de decenas de kilómetros podía verse en mitad de la noche cerrada, siendo visible en buena parte desde las cornisas del Tajo. Llegada la noche hace que el compañerismo se acreciente y el verdadero espíritu de la prueba toma mayor protagonismo. Ellos no quieren ganar, su objetivo es cumplir con el reto personal de alcanzar la meta en las mejores condiciones posibles, aunque para ello algunos necesitaron mucha ayuda y hubo una corredora que a pesar de que sabía que llegaría fuera de control por algunos minutos, quiso cruzar la meta entre los aplausos del público que se congrega a primera hora para animar a aquellos que han pasado toda una noche de esfuerzo y sufrimiento con el único aliciente de su propio reto personal. Muchos de ellos llevan sellado ese compromiso de finalizar en banderas o en prendas, que también llevan con ellos hasta el último momento.


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