Opinión

Las cosas en su sitio (Manuel García)

Recuerdo a un profesor de FEN, formación del espíritu nacional, que dijo un día en clase que las cosas solo son tales en cuanto para tal la utilicemos, o sea que una silla si no la utilizamos para sentarnos, no es una silla. No creo recordar que lo dijera con esas palabras, pero si claramente la idea era esa; me costó un poco entenderlo, pero ahora comprendo claramente que un almanaque por ejemplo no tiene utilidad ni sentido para un bebé ni una cuna para una oficina, un ataúd para un vivo ni un televisor para un muerto igualmente una silla que no sirva para sentarse. Son cuestiones de esencia.

Al lado de sonreír, sonllorar parece que significa algo aunque no tenga ningún significado porque simplemente no existe como vocablo, pero si lo parece por al lado del que está. Pasa mucho en la vida de los hombres que son lo que son por al lado de quien están, célebres conocidos y afamados por el amparo de sombras a las que han estado arrimados, otras solo dan oscuridad y penumbras que perjudican y postran a muchos infelices inocentes que rinden culpa de por vida por el hecho de haber nacido al lado de un insustancial. No es lo mismo haber nacido hijo de Jordi Pujol o de Manuel Chávez que hijo de una familia que cruza el estrecho en balsa buscando una vida mejor. Aunque visto lo visto, no está tan claro si haber nacido en estas familias de tanta influencia ha sido tan afortunado o quizás desidias del destino porque el dinero sin medida empobrece, arruina y postra al más apuesto.

El protegido o apegado a veces llega a tener más popularidad que el que ampara y sustenta. Érase un hombre a una nariz pegado, era un reloj de sol mal encarado, decían estrofas del soneto de Quevedo dedicado a su amigo Luís de Góngora.

Mucho mérito tendrá aquel que se haya hecho así mismo, adagio que se utiliza para quien no ha tenido el amparo de familia ni de nadie, y haya crecido en lugares donde la justicia está al lado del poderoso e influyente, porque donde hay poca justicia es un peligro tener razón, no lo digo yo, hace ya cuatro siglos lo decía Quevedo.

Ciertamente somos más hijos del tiempo que del lugar, las épocas marcan más a las personas porque según los tiempos que corran, será el aire que se respire, muchos de los artículo que se escriben en cualquier diario, darían con el cuello de su autor en la horca y su lomo en la cárcel en tiempos de la inquisición, con el tiempo se puede conseguir todo lo que uno se proponga, dentro de lo posible como es natural, porque hasta las personas que se hacen así mismas pueden llegar a conseguir lo que han conseguido, y otras por nacer cuando han nacido puede que hayan ido muy de prisa y tengan que dar pasos atrás para retomar el tren de la vida, rectificar es de sabios, aunque vender los coches de lujo y ocultar sus cuentas en Suiza tapando sus opulencias no haya sido suficiente porque la prensa y la justicia ya habían dado cuenta de ellos.

Hay veces que contando mentiras se alcanza la popularidad: Por el mar corre la liebre, por el monte la sardiana, me encontré con un ciruelo cargadito de manzanas, tralará. Hacer una retrospección para conocerse así mismo es adelantar mucho, pasear la cara de idiota sin saberlo es un atraso.

La meta-cognición es la regulación de nuestros propios conocimientos y procesos mentales, que liando el ovillo podríamos decir en síntesis que es el conocimiento que tenemos de lo que nosotros mismos sabemos o el grado de conciencia que tenemos de ello. Es como si nos pudiéramos ver así mismos fuera de nuestro caparazón en un escenario, aunque para esto hay que estar preparado y hacer un esfuerzo mental sin estar seguros que conseguiremos dicho propósito. El problema de un tonto creído es doble porque tiene que dejar de ser creído y que dejar de ser tonto para darse cuenta. Una respuesta rápida es el resultado de una larga experiencia.


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