Opinión

Memoria/Elecciones (Francisco Pimentel)

En qué medida ha influido la memoria histórica de Andalucía en los resultados de las pasadas elecciones autonómicas? No lo sabemos cuantificar y seguramente nadie pueda hacerlo porque nuestra memoria sigue oculta, pero sigue viva y el pueblo andaluz no olvida que la agresión del capitalismo fascista fue dirigida principalmente contra el socialismo.

A los andaluces querían borrarnos de la historia. Mataban y hacían desaparecer a los mejores. Querían someternos de la misma forma que Esparta tuvo sometidos a los ilotas y los exterminaban cada vez que se reponían. La falange son una copia de los métodos y medios que usaban para imponer el terror.

Si bien la agresión-represión del fascismo se extendió por todos los territorios del estado español, en Andalucía fue especialmente dura, sangrienta, oculta y duradera, continuación de la represión que siguió a la conquista por los reyes católicos, y por el sentir social de libertad, igualdad y fraternidad que nos animaba tan lejos del individualismo capitalista.

Aún son miles y miles las familias que no saben donde están sus seres queridos asesinados y hechos desaparecer, multiplicando el dolor de su desaparición por los 78 años que llevan sufriendo sin poder enterrarlos dignamente.

Y esto viene de antiguo. Decía Blas Infante: “El pueblo andaluz fue arrojado de su patria por los reyes españoles y unos moran todavía en hermanos pero extraños países y otros, los que quedaron o los que volvieron, son apartados inexorablemente de la tierra que enseñorean aún los conquistadores…” Y esta situación sigue siglo tras siglo hasta nuestra república. Decía Fernando de los Ríos sobre la socialización de la propiedad: “Allá donde las fuerzas económicas son potentes, estructuradas en trust, cártels, monopolios, sindicatos de industrias, etc… no hay posibilidad de garantía para la libertad política. Economía libre quiere decir hombre esclavo y en cambio una economía sojuzgada y sometida es lo único que hace posible una verdadera posición de libertad para el hombre. Y eso es lo que nosotros representamos, vamos hacia una economía planificada, hacia una economía sojuzgada, hacia una economía sometida, hacia una economía disciplinada y subordinada al interés público. La economía tiene que organizarse de un modo público… la República ha venido por un hambre de justicia que existía en España y para satisfacer ese hambre de justicia”.

Herederos de este hambre de justicia y libertad nuestros familiares, nuestra gente de Ronda y de la Serranía, nosotros mismos, seguimos sufriendo y callando. El Estado Español sigue ignorando nuestro sufrimiento. ¿Porqué no podemos exhumar, identificar y enterrar dignamente a nuestros muertos? Blas Infante está en una de las fosas del cementerio de San Fernando de Sevilla, donde además del Padre de la Patria Andaluza, hay enterradas unas 3.500 víctimas del fascismo español. Juan López de Gamarra, dirigente socialista de Antequera fue asesinado en Málaga junto con otros 4.800 republicanos. Francisco Pimentel, Ana Medina Marín, Carmen Doña Guerrero, Agustín Heredia, Antonio Avilés… son parte de los 1.700 asesinados en Ronda…

Hace unos días se ha publicado una carta de una mujer, familiar de una de las víctimas del YAK 42: “El pasado mes de noviembre vinieron a casa los portavoces de los accidentes de Barajas, Alvia, Metro de Valencia, Madrid Arena y del Yak-42. La fotografía era tan emocionante como terrorífica, pues entre todos nosotros representábamos a cientos de muertos y heridos de accidentes ocurridos en España en los 12 últimos años. Nos reuníamos para debatir sobre la Asociación en la que nos integramos: REVES (Red de Víctimas Españolas). Horrorizada, escuchaba sus experiencias por una sola razón. Todos habíamos pasado una y otra vez por lo mismo: impunidad, engaños y soledad”.

¡Qué decir de nuestros muertos, nuestras vidas, de las vidas de nuestras familias, de 78 años de historias silentes que guardan el testimonio de tantos crímenes, impunes, contra la humanidad. El terrorismo fundacional del franquismo los quiso hacer desaparecer para siempre. Ahí están, repartidos en cientos de fosas comunes por toda Andalucía, y de alguna manera están hablando a través de las urnas.


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