Opinión

Bailando con Toti (Antonio Sánchez Martín)

Quedé con los lectores, ―recordarán―, en hacer una nueva lectura del clima electoral que se percibe en Ronda cuando estamos a un tris de encarar el último año del gobierno municipal. Y como el tiempo vuela; ya mismo estaremos otra vez sumidos entre mítines, inauguraciones de cualquier cosa a medio terminar y empapelados hasta la cejas de carteles. Eso, sin olvidarnos de la cansina sintonía de los partidos machacando sin parar a todas horas y durante dos semanas los sufridos tímpanos de votantes, anunciando el mitin donde el diputado fulano de tal vendrá a vendernos las promesas del oro y el moro y los búcaros de alambre que echan agua de colores por el simple precio de un voto.

Eso para las municipales, pero antes, y aunque con menos pasión, los electores seremos convocados en Mayo a las urnas para las elecciones europeas; ésas donde parece que nada se decide y donde el cabreado votante suele atizarle al gobierno como si fuera el único y principal culpable de sus males; (―lo cual, la mayoría de las veces es rigurosamente cierto―). O sea, que votamos Europa, y aunque ni en España, Andalucía ni en Ronda cambia nada, las puñeras elecciones europeas, a pesar de su elevada y pertinaz tasa de abstención, tienen el peligro de marcar tendencia y orientar al resto de ciudadanos hacia dónde irán las preferencias de los votantes en los próximos comicios.

En esas nos veremos en apenas dos meses, y si como parece Izquierda Unida y UPyD siguen en ascenso y los socialistas inician su remontada, vamos a llegar al 2015 en un ambiente electoral de lo más incierto, con un PP a la baja y pagando las consecuencias de haber querido vivir de la ruina que heredaron, excusas que al currante de a pie y a los parados que pierden sus casas les sirven de poco. Que no les vengan con cuentos: Trabajo, Vivienda y Bienestar queremos, y en cuatro años se esperaba algo más que quejarse de lo malamente que lo hizo Zapatero, la Leire y la Bibiana.

De aquello ya llovieron cuatro años, incluso nevó en dos ellos, y no por eso se cumplió aquel refrán que dice que —año de nieves, año de bienes—; porque estas alturas, y por mucho que insistan los jerifaltes en enterrar la crisis, la gente sigue sin un duro en el bolsillo. No son buenas consejeras las penurias cuando llaman a votar, porque el que más y el menos irá cabreado y dispuesto a pasar por la piedra al personal; así que me temo que al PP no les resultará fácil aguantar el chaparrón.

Aquí, por casa, las quinielas y vaticinios siguen bailando con Toti, al menos mientras él sigue deshojando la margarita de su posible regreso a la cosa municipal. En una ciudad como Ronda, acreditada como “cuna del toreo”, a Marín Lara le pasa lo que a los grandes toreros, que suscita división de opiniones en los tendidos. Por una parte, su populismo le garantizaría apoyo suficiente como para sacar un par de concejales. Por contra, su regreso a la política municipal desataría de nuevo el “voto anti-Toti” que tanto beneficia los andalucistas, y gracias al cual alcanzaron el gobierno en las pasadas elecciones. Las crisis son tiempos propicios para el populismo, y a populista al Toti le ganan pocos.

De que se presente como candidato independiente dependen las quinielas, —ya digo—, pero si al final no se presenta, —que será lo más probable—, el panorama político de Ronda puede dar un vuelco, pues una nueva mayoría de izquierdas (—otra consecuencia de la crisis—) podría hacerse con el gobierno municipal, posiblemente con Isa Barriga al frente, como árbitro entre Izquierda Unida y el PSOE, dada la inmadurez política de la nueva candidata socialista, discutida incluso dentro de su propio partido.

Y es que los socialistas siguen sumidos en su particular travesía del desierto al que les condujo el rocambolesco transfuguismo de Marín Lara y sus secuaces. Al PSOE le falta equipo y banquillo, y sus resultados dependerán de si se siguen contando en Ronda los votos de Serrato. En el mejor de los casos cinco o seis concejales, aunque podrían subir, y mucho, si lograran convencer a Isa Aguilera para que encabece la lista.

En lo que coinciden los mentideros políticos de la ciudad es en que los andalucistas seguirán siendo bisagra. La ausencia de Marín Lara les perjudica claramente y bajarán a tres o cuatro concejales, pero suficientes aún para decidir el nuevo gobierno municipal, aunque probablemente esta vez suban el alquiler de sus votos y pidan al menos dos añitos de alcaldía. Izquierda Unida y UPyD se beneficiarán del empuje de las elecciones europeas, aunque la coalición de izquierdas frena su subida porque últimamente su actividad municipal ha bajado mucho: tres concejales a lo sumo, y uno para UPyD, si logra conformar una buena candidatura.

Así las cosas, los populares estarían en condiciones de ganar por primera vez las elecciones municipales en Ronda, aunque sin mayoría absoluta. Cinco mil parados pesan mucho, y también en Ronda se ha pretendido vivir de la ruina que dejaron otros. Ganar sin mayoría absoluta al PP le servirá de poco, sobre todo si las elecciones europeas marcan tendencia hacia una política más social, lo que podría justificar que los andalucistas apoyaran a esa nueva mayoría de izquierdas que surge en el Ayuntamiento.

Del pacto anti-GIL al pacto de todos contra el PP… nada nuevo en nuestra ciudad, donde la UCD, el GIL y el PSOE ya ganaron en alguna ocasión las elecciones y aún así no lograron gobernar. El sueldo fijo y las prebendas del poder es lo que tienen, que les gustan a todos y entre todos se lo reparten. Poco importará el respeto a la lista más votada mientras la Ley Electoral se lo permita. Y luego nos saldrán con aquello de que hicieron lo mejor para Ronda. Dicho queda.


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