Opinión

Teoría de lo relativo (Manuel García)

He evitado titular el tema como “teoría de la relatividad” para que no parezca que estoy hablando de la famosa teoría de Einstein a la que por antonomasia se llama a cualquier suposición o hipótesis que hable de lo relativo. En la vida todo es relativo, no solo el movimiento y el espacio, sino cualquier cosa, porque todo pretende ser o parecerse a algo a lo que se procura y ansía como modelo. Es como si todos tuviéramos o hayamos tenido un espejo en el que queremos vernos reflejados, una plantilla u horma en la que nos han metido por casta de familia y criterio de educadores y de la que después es muy difícil salir.

Por desgracia hay mucha gente sin plantilla que anda por las calles y se ven a diario en la noticias de sucesos pero hay otros que andan disfrazados con trajes y corbatas que para más INRI se meten a políticos sin tener horma ni conciencia de lo ajeno y como dice Felipe González: “por consiguiente”, utilizan su cargo e influencias con el único fin del beneficio propio aunque se valen de su traje y corbata a modo de caretas como si estuviésemos en carnaval. Los que están en el sistema suelen llamar la corrupción como corruptelas, así consuelan algo sus conciencias. Perversión no solo es llevarse la pasta, hay una corrupción mucho más grave manque sutil consistente en no actuar con la debida diligencia en la resolución de los asuntos que de uno dependen. En muchas ocasiones busca una coima o la dádiva del personaje enemigo del infeliz solicitante cuando el actor no es un político propiamente dicho sino un funcionario que a veces puede ser igual de malo o peor y que participa igualmente del pastel. Se me va la olla cuando pienso en como han dejado a España los Corruptos y no solo a España sino a los Españoles, que es aún peor, y lo digo solo por serlo. Realmente cuando empecé a escribir quería hacerlo de los carnavales y especialmente de Einstein, del que me quiero disfrazar, no por nada en especial sino por sacarme la espinita. Espero no haberme destapado del disfraz desvelándolo, porque seguro que la mayoria de los rondeños y visitantes no saben que cara tenía Einstein ni tampoco habrán leido este ensayo de opinión, ni tampoco llegaré a parecerme. Ese fue mi error cuando en el colegio destacaba algo en ciencias, el de ponerme el listón tan alto. Es cierto que de lo virtual a lo real hay una diferencia de tipo existencial y lógicamente hay diferencias importantes entre el objeto o sujeto que hemos creado en nuestra mente y el que realmente resulta. Esto también ocurre a nivel de expectativas de nuestra vida, hacemos un programa de algo que aún no somos y nos vestimos mucho mejor que el traje que después nos toca llevar. La gran tragedia vital es que nacemos de unos padres que normalmente creen y nos hacen creer que somos extraordinarios, especiales por el simple hecho de existir; pasamos los primeros tiempos de nuestra vida en un contexto en el que no hay que merecer para obtener, en el que para tener solo hay que pedir. Este es un escenario donde hay una percepción errónea de muchos estímulos, por lo general todos creemos que valemos más de lo que valemos en realidad y con el tiempo, para corregir hay que ir operando replanteos y reorientando nuestro rumbo. En definitiva hay que ir bajando el listón de la altura a la que nos lo han colocado, y nadie se escapa del proceso, de la metamorfosis que media entre comerse el mundo y ser comido por él.

Por último quiero salirme del texto y si es posible del disfraz, para dar gracias a la vida que me ha dado tanto, que como en el caso de la relatividad de Einstein, esta frase recuerda a Violeta Parra, que con su canción «Gracias a la vida» obtuvo un permanente reconocimiento como humanista y por cosas y paradojas de la vida, ella terminó con la suya suicidándose.


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