Opinión

El de Málaga (Manuel García)

Sin otra opción, hay muchos atrapados por la telaraña de la estructura administrativa en la que se arman las relaciones sociales; es como el esqueleto que entreteje la estructura social compuesta por regentes y dependientes, podríamos decir. Este organigrama de empleados públicos y privados por doquier, compuesto de miembros por cuyas manos pasa parte de la suerte de los demás, es de muy tener en cuenta a la hora de saber a quién dirigirse. No es un chiste pero lo parece: Coincidí un día con un hombre en la puerta de un lugar, que será fácil de adivinar, lamentándose de que en esta ocasión como casi siempre, tendría que esperar porque aún no hay respuesta de Málaga, que el tema estaba en málaga, que aún no había contestado el de málaga, que el asunto lo están viendo en málaga, y el hombre con un poco de humor añadió a su lamento: -Yo solo quiero conocer algún día al de málaga. Lo del de málaga es lo mismo que decir instancia superior, es solo una cobertura en la que se amparan muchos bienvestidos de conciencia laxa, la mayoría con corbata, para dar larga a todos aquellos por los que no sienten apego ni mucha consideración, semejantes, que no entran en el tráfico de sus influencias; es como si he oído alguna vez, dejen su corazón en casa cuando van al trabajo. Llega a ocurrir que de tanto decir que estamos esperando, esperando, se olvide hasta lo que se espera; hay casos que para refrescar se pregunta: ¿Qué era lo tuyo?. Lope de Vega lo calcó en su:

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

Muchas veces para decir que sí o que no en asuntos que son de párvulos, pueden tardar tanto que habrá tiempo hasta de morirse para muchos.  Ya sabemos que los culpables no son ellos sino el sistema al que pertenecen y los mantienen; como el sistema es de género neutro no hay conciencia del daño que estos hacen enarbolando su consigna: “El proceso tiene que seguir su curso”. Total que si el niño se te cae al río, hay que ir al mar a recogerlo.

En la acepción coloquial, todo el mundo conoce a la burocracia como el papeleo, más bien llamado así por sus connotaciones de impersonalidad, rigidez y formalidades superfluas a las que estamos sometidos por muchos que no tienen conciencia de lo que la debieran tener.  En mi modesta opinión las tiendas deberían de vender las corbatas en cajitas que incluyeran un manual de deontología que seria obligatorio manejar antes de ponerse la corbata.  Estas cajitas se llama Kits y aunque es un anglicismo ya está aceptado por la Real Academia que lo llaman conjunto de productos y utensilios suficientes para conseguir un determinado fin, que se comercializan como una unidad.


Un comentario en “El de Málaga (Manuel García)

  1. Juan Galera

    Vaya, que raro que no hayan escogido «quit»al igual que hicieron con «güisqui»

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