Opinión

Obras en el centro (Manuel Ramírez)

Colóquese mentalmente en el Paseo de Blas Infante, en concreto delante del letrero del titular. Vuélvase hacia la calle de la bola. Mire a izquierda y derecha, divisará dos obras en construcción. A la izquierda en la Plaza de Toros, al otro lado un edificio.

En las obras de la Maestranza se puede observar como los señores maestrantes han decidido ocupar todos los patios del monumento. Con la excusa de un desolladero que no cumplía las normas, se han sacado de la manga la ampliación de un picadero, una cafetería y una puerta de nueva creación. Para completar su idea, el Ayuntamiento les ha cedido graciosamente parte de unos arriates ajardinados delante de la inmensa puerta.

En la otra obra; la sensación que hay más plantas de las que había. Posiblemente se va a convertir en el edificio más alto de la Plaza de España, donde tendrá su puerta principal.

Durante años, tantos como lleva aprobado el actual Plan, los ciudadanos que viven en esa zona han sufrido todo tipo de impedimentos y trabas para cambiar una ventana o techar un patio, ni hablar de construir una planta más, que salvo algún privilegiado nadie ha conseguido.

Ahora parece que los privilegiados maestrantes cuentan con los parabienes municipales para aumentar la volumetría del monumento, además de recibir de regalo un pedazo de la Alameda del Tajo para su cómodo uso. El edificio de la derecha a buen seguro acabará en un tejado más alto del que tenía.

Parece que la historia reciente de Ronda todavía no tiene el peso que debería tener en su política municipal. Esto no es más que una vuelta al “todo vale” para aparentar actividad. Autorizar obras estrujando las normas es un camino que lleva hasta Acinipo.

Es sabido que la señora Concejal de Urbanismo no ha tenido tiempo en estos años para concluir el nuevo Plan de Ordenación, pero esto no es óbice para olvidar el cumplimiento del actual. El extendido y falso dogma, que cualquier obra es beneficiosa para el pueblo es una falacia. Solo beneficia si cumple las normas que nos hemos puesto, las excepciones solo benefician a los interesados y poco a poco deterioran nuestro patrimonio y con ello a la principal industria, el turismo, que curiosamente resulta ser otra de las responsabilidades de esta pluriempleada Concejala.


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