Opinión

El gran dilema (José Juan Morales)

Cuando uno piensa que todos están locos y que no tienen ni pajolera idea de lo que va la película lo más fácil es que el que esté equivocado sea uno mismo. Eso le viene pasando a servidor cada vez con más asiduidad. Y es que yo sigo encajonado en lo mismo una semana más, perdónenme ustedes, pero sigo pensando que los males de este país vienen dados por la bipolaridad extrema e intransigente de pensamientos.

Me niego a dar la razón ni a los giliprogres que piensan que todos los males de este país se acabarían cortándole la cabeza al Borbón, aboliendo la tauromaquia o convirtiendo las iglesias en puticlubs. Créanme cuando les digo que los aborrezco en la misma medida que a los pijifachas que creen que aman a este país por llevar banderas colgando del pecho, o por ser nostálgicos de épocas sombrías.

mbos bandos tienen muchas cosas que les asemejan, aunque ellos no lo sepan. Valga su intransigencia de ejemplo. Porque yo, respetaría ambas formas de ver las cosas, sin compartir ninguna, por supuesto. Pero el fin de ambos es erradicar a la otra, va con su forma de ser, no lo pueden evitar. Ya pueden ir unos de demócratas y librepensadores y los otros de gente cuerda y comprometida con el sistema, que la democracia se la pasan por el arco del triunfo. Todos quieren que todo el mundo sea como uno mismo, y eso no puede ser, mire usted.

Que no le engañen, querido lector, cuando salga un señor descamisado, intentando parecer así más cercano al pueblo (como si los de la plebe no supiéramos abrocharnos las camisas ni hacer el nudo de la corbata), y les diga que no hagan caso a los del otro bando, que no tienen ni idea, que ellos son los que piensan en los trabajadores. Todo ello lo preparan en la feria de Sevilla, ‘jartos’ de rebujito y cigalas de tronco, pero con los trabajadores en mente. Tampoco hagan caso al enchaquetado, o al innovador, jersey abrochado al pecho, que proclame que son ellos los que tienen las tablas de la ley, que nos unamos todos a ellos para hacer una patria mejor.

Sepan también que si sale alguien con otra idea que les haga a ustedes abrir los ojos con algo de ilusión le lloverán flechas de uno y otro lado (para eso sí que se unen) y lo tacharán de populista para que no se les venga abajo el cortijo. Que no digo yo que alguna vez tengan razón, pero muy raro eso de que cada vez que llegan ideas nuevas sea populismo y demagogia.

Háganme un favor a mí, a ustedes mismos y a su país. No les escuchen. Valoren por ustedes mismos. Es mi consejo, aunque también les digo que no confío en nosotros. Creo que nos van a seguir engañando. Pienso que seguiré crispándome viendo como la semilla del alienación florece en nuevos vasallos de una y otra causa.

Ya ven que todo indica que el que está equivocado soy yo, puesto que pienso que todos lo están. Les aseguro que no son pocas las veces que intento reflexionar acerca de ello y que me intento convencer de que estoy equivocado. Les juro que al final siempre llego a la conclusión que aquí les he expuesto.


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