Opinión

Memoria/Flores (Francisco Pimentel)

Este año el homenaje floral de Ronda a nuestras víctimas de la agresión fascista ha tenido más flores que nunca. La losa de cemento que cubre las fosas donde están nuestros padres, madres, hermanos, hermanas, abuelos, abuelas y demás seres queridos que una noche desaparecieron y nunca más hemos vuelto a saber oficialmente que fue de ellos, estaba cubierta de flores rojas, amarillas, violetas, blancas y también de velas… muchas velas rojas como si fueran los ardientes y amorosos corazones de tantos jóvenes rondeños y rondeñas que quedaron aquí sepultados por la barbarie de la sinrazón, el egoismo, el ansia posesiva de unos pocos.

La emoción nos embargaba a todos durante la declamación por Fátima de las poesías de Joaquín el bola con la música espiritual del violín de Olga. Las imágenes de los restos que habiamos visto durante la búsqueda de las fosas este verano nos asaltaban y nos hacían recordar con intensidad inusitada que nuestros seres queridos estaban allí esperando que los rescatemos del olvido y del desprecio en que fueron arrojados.

Pero orábamos y les decíamos que ya nunca más iban a estar solos. Que sus gestas de libertad, igualdad, fraternidad con la República y sus pensamientos de amor y dolor en los últimos momentos de vida delante del pelotón de fusilamiento falangista habían traspasado la barrera del tiempo y aquí estábamos para recuperarles junto con sus maravillosos ideales de un mundo equilibrado y solidario.

Si en aquellos años casi todos los poderes del mundo eran negativos para el pueblo ahora gracias a su resistencia estábamos empezando a tener el apoyo que tantos años llevamos reclamando. Así la declaración de la Comisión de la ONU sigue poniendo en claro la injusta situación de nuestros mártires-héroes republicanos:

“El Grupo de Trabajo ha recibido información sobre la capacidad desarrollada en el campo de la ciencia forense y en los historiadores, la cual se ha utilizado parcialmente y en forma no coordinada. Por lo tanto, la responsabilidad de esta entidad debería fomentar la adopción de un plan nacional de búsqueda de personas desaparecidas, la coordinación de las actividades de exhumación e identificación y actualización de los mapas de fosas desarrollados de acuerdo a Ley de Memoria Histórica. La creación de este mecanismo institucional debería mejorar la aplicación de la Ley de Memoria Histórica y promover una mejor comprensión de la naturaleza, las causas y el impacto de las desapariciones forzadas, promover una cultura de responsabilidad y rendición de cuentas, y el respeto del estado de derecho.

El Grupo de Trabajo reconoce la relevancia de la Ley 52/2007, del 26 de diciembre, denominada “Ley de Memoria Histórica” que procura sentar las bases para el desarrollo de políticas en materia de reconocimiento y ampliación de derechos a las víctimas, la promoción de reparaciones y la recuperación de la memoria. Esta Ley reconoce la memoria como un elemento central de reparación de las víctimas. También establece disposiciones para el reconocimiento moral de las víctimas, la provisión de subvenciones, la prohibición de los símbolos conmemorativos franquistas, y la creación de un centro de documentación. Los artículos 11 a 14 de la Ley, referidos a la localización e identificación de personas desaparecidas, procuran responder a la demanda de miles de familiares que buscan conocer la suerte o el paradero de sus seres queridos. Sin embargo, las medidas previstas por la Ley dependen de la iniciativa de los familiares que las soliciten lo que ha creado varias dificultades en el disfrute de los derechos contenidos en la Ley. Según el artículo 11 de la Ley, las administraciones públicas solo tienen la obligación de cooperar con los particulares y facilitar las actividades de indagación, localización e identificación de las personas desaparecidas, transfiriendo de hecho la responsabilidad de estas actividades desde el Estado hacia los familiares. El Grupo de Trabajo subraya que la búsqueda de los desaparecidos no puede ser una tarea o iniciativa de los familiares sino una obligación del Estado. El Estado Español debería asumir el liderazgo y comprometerse de manera más activa y urgente para atender la demanda de miles de familiares que buscan conocer la suerte o el paradero de sus seres queridos desaparecidos durante la guerra civil y la dictadura. Todas las iniciativas relativas a la búsqueda de desaparecidos tienen que ser parte de una política de Estado comprensiva, coherente, permanente, cooperativa y colaborativa.”


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te pedimos la "MÁXIMA" corrección y respeto en tus opiniones para con los demás

*